Doctora ENMA POLANCO.
Rectora de la UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SANTO DOMINGO (UASD).
Su Despacho, Ciudad Universitaria.
Distinguida maestra:
Nos dirigimos a usted para motivarla junto a todas las autoridades vinculadas al diseño de la intervención de esa academia en nuestra sociedad y a la investigación científica al servicio de nuestro pueblo y de toda la humanidad, a asumir en el curso de la delicada situación que estamos viviendo, el rol que históricamente le ha sido asignado a esa institución pública.
La UASD es un factor clave en la creación intelectual, en la búsqueda de la verdad científica (en constante evolución), y para el accionar colectivo apegado a la defensa de los intereses populares y nacionales. Más en periodos tan cruciales como éste.
Es tiempo de crisis mayor: la pandemia del COVID 19 la ha agravado en forma dramática.
No tenemos que describirle los daños ocasionados a la salud colectiva y a la subsistencia de nuestro pueblo.
Tampoco los peligros que nos asechan.
Ellos son palpables y esa querida universidad, nuestra UASD, por razones de origen, composición social y compromiso histórico, tiene suficientes sensores de alta calidad para innovar, actuar con rigor científico frente a ella y contribuir a superar la emergencia nacional.
Ya lo está haciendo y felicitamos sus primeras iniciativas.
Pero esta crisis, y especialmente la necesidad de detener y revertir la pandemia, nos exigen mucho más.
A nuestro entender no es saludable sencillamente ofrecer viejas o nuevas recetas con marcadas rigideces, sino de abrir el abanico de opciones.
De asumir una actitud que reconozca que no hay verdades científicas absolutas e inmutables, que las ciencias evolucionan y crecen continuamente.
De entender que su crecimiento pasa siempre por la continua prueba del acierto y del error; que lo que hoy se considera verdad científica, mañana puede no serlo.
Que la práctica -sobre todo en medio de crisis y mutaciones que resaltan la insuficiencia del conocimiento acumulado- es siempre el criterio de la verdad y que los hechos deben tenerse en cuenta para modificar y enriquecer tesis y teorías.
Esto viene a colación por el freno que impone al avance de la ciencia, la concepción racionalista, cartesiana, positivista, que impregnada de los dogmas de la modernidad gravita tanto en la sociedad capitalista a nivel global.
Entendemos, profesora, que nuestra UASD puede y debe contribuir a debilitar la cerrazón y/o unilateralidad en el abordaje del tema salud, que impide o limita en demasía un enfoque científico más abierto.
Es necesario un pensamiento científico más diverso, basado en la complementariedad de las diferentes escuelas.
Más aun cuando la Escuela de Ciencia de la Salud de la UASD ha contemplado que, además de todo lo que hay que enseñar, investigar y enriquecer respecto a los aportes de la medicina convencional, es válido también para el desarrollo de la medicina alternativa y todo lo que implica sanar al ser humano apoyándonos en su entorno natural.
Nos llegan noticias marginales de hechos que en medio de esta pandemia resaltan las virtudes preventivas y curativas de muchas plantas medicinales, del agua de mar, del ozono, del peróxido de hidrógeno; asumidas en relación con el estado del sistema inmunológico de las personas, las posibilidades de bloqueo al contagio, o la eficacia comprobada de ciertos tratamientos para aumentar la defensa del organismo.
Igual llegan noticias alentadoras sobre la elaboración de fármacos y confección de protocolos más eficaces que algunos de los más usados; incluyendo formulas a base de cloro.
Esto amerita una apertura mental, una tendencia a investigar más, a buscar más información, a comparar y combinar opciones, a confirmar resultados.
Entendemos necesario, antes de concluir esta exposición y las sugerencias correspondientes, hacer un énfasis especial en la valoración y consultas respecto al empleo o no de la ozonoterapia en esta virosis.
- LA OZONOTERAPIA Y EL COVID-19
La ciencia positivista es clara: afirma que no hay ningún medicamento efectivo antiviral para uso en humanos, que la única efectividad contra los virus son las vacunas, a ser empleadas antes del comienzo de la enfermedad, no durante.
Sin embargo, todo el mundo está de acuerdo que la última palabra la tiene la competencia o no del sistema inmunológico, el cual depende a su vez de las condiciones creadas en la relación mente-cuerpo; lo que nos remite a garantizar la autodefensa del organismo frente a las agresiones externas, ya virales, ya bacterianas, ya bioquímicas.
Ha existido –y existe pues- otra visión, otra manera de abordar el tema ciencia y salud, distinta y previa a la manera rígida como es tratada por el pensamiento científico positivista-cartesiano, la cual resultó ser el instrumento fundamental que garantizó la sobrevivencia de la humanidad a diversas catástrofes de salud, que colocaron en riesgos la existencia del ser humano sobre la Tierra.
Se trata de otra ciencia, la bio-mimética, basada en la armonía, la cooperación y el respeto del ser humano hacia la naturaleza no humana.
Es el uso de los recursos de la naturaleza en la dirección cinergética. Y resulta que el OZONO (O3) es un típico ejemplo de esa potencialidad.
En 1857, por primera vez en Alemania, Warner Von Siemens construyó el primer tubo de inducción para Ozono en la destrucción de microorganismos.
En 1892 los Doctores Luth y Thauerkauf fundaron en Alemania el Instituto de Oxigeno-Ozonoterapia y publicaron los primeros trabajos en animales.
En 1915-1918, el Doctor R. Wolff, cirujano jefe de los servicios médicos del ejército alemán, usó ampliamente el Ozono en las desinfecciones de las heridas de guerra.
El segundo país que se aprovechó de los beneficios anti-bacteriales, antimicóticos y antivirales del Ozono fue Rusia en la II Guerra Mundial; en medio de enormes carencias de medicamentos mientras los heridos se contaban por millones.
Rusia es hoy unos de los países de vanguardia en el uso regular del Ozono en forma terapéutica en humanos.
Esta técnica fue transferida a los cubanos, quienes han realizado tratamientos de ozonoterapia a 2 millones de personas.
Definitivamente, la aplicación del Ozono es muy amplia: industria agropecuaria, agua potable, deporte, quirófanos, uso doméstico ambiental, etc.
Además, las publicaciones bibliográficas del Ozono como parte de métodos terapéuticos en humanos, es suficientemente abundante y de alto nivel científico.
Este recurso terapéutico, efectivo, económico y al alcance de todos/as, es una herramienta que se debería tomar en cuenta en la actual situación del COVID-19 en nuestro país yen toda la región latino-caribeña.
Ningún protocolo tiene razones atendibles para bloquear ese recurso.
En nuestro país hay médicos bien entrenados en terapia de Ozono, con suficiente experiencia, quienes deberían ser contactados para discutir el tema y ver las posibilidades de un tratamiento más integral del COVID-19. Estos médicos son: Dr. Contreras, Dr. Hasbun, Dra. Rosario, entre otros y otras.
La UASD debería hacerlo cuanto antes para forjarse un criterio que permita aportar más conocimientos y mejores soluciones prácticas. Igual también con los médicos naturista de comprobada idoneidad y capacidad científica, que podrían ofrecer otras contribuciones.
Una academia más audaz en incorporar y desarrollar la diversidad de los aportes científicos y sus variadas escuelas de pensamiento, se colocaría en mejores condiciones para influir sobre el Estado y la sociedad en cuanto a esfuerzos eficaces para superar la pandemia y seguir avanzando.
Así seguiría la UASD haciendo honor a su condición de conquista socio- académica perdurable de la Revolución de 1965, la gesta más importante del Siglo XX, que cumple este mes su 55 aniversario.
En espera de decisiones trascendentes, les saludamos atentamente:
Dr. Félix Casas
Neurólogo especializado en la URSS
Auroterapista
Narciso Isa Conde
Profesor Honorario sigue
Copia a Consejo Universitario: Juan Antonio Gómez Cerda-Secretaría General, Antonio Medina- Vice-Rector de Extensión, Rossel Fernández,-Decana de Falcultad de Ciencias de la Salud y Dra. Rocío Caridad,-Directora de la Escuela de Medicina.
ANEXAMOS:
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