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DIA MUNDIAL DE LA DIVERSIDAD BIOLÓGICA 2020 EN UNA SITUACIÓN ESPECIAL

Brígido Peguero / Biólogo

Hoy, viernes 22 de mayo, es Día Mundial de la Diversidad Biológica. En este año la conmemoración de este día encuentra a todo el planeta en una condición muy especial. Un escenario bastante raro. En una situación nunca vivida por las actuales generaciones. Pandemias del alcance de la producida por el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS)–Cov 2 o Coronavirus 2019 sólo era conocido a través de la historia, como el caso de la llamada Fiebre Española, la Peste Bubónica y otras. El Mundo ha sido sorprendido por la Covid-19, que, según lo visto hasta ahora, ataca a todos por igual, sin distinguir etnia, color de la piel, confesión religiosa, edad, sexo ni estatus social. Se dice que el Mundo cambiará totalmente. De hecho, ha comenzado a cambiar.

En qué sentido se está produciendo ese cambio, así como muchas otras temáticas quedan todavía a las discusiones. Más allá de elucubraciones y numerosas hipótesis en diferentes aspectos, vendrán los resultados y las comprobaciones de las investigaciones.

Lo cierto es que, signado por la Covid-19, este Día Mundial de la Diversidad Biológica muestra una panorámica muy particular, no sólo respecto a años anteriores, sino que las manifestaciones de ciertas características varían sustancialmente de un continente a otro; de una región del Mundo a otra; de un país a otro.

Nos llegan imágenes de distintas partes del globo terráqueo que muestran cómo la naturaleza se auto-regenera en ausencia del impacto diario de los humanos. Esto se expresa, por ejemplo, en la ocupación por parte de la fauna silvestre de espacios rurales domesticados y áreas urbanas y sub-urbanas en los cuales nunca la había visto la presente generación; o bien mostrando las aguas ahora cristalinas donde antes se observaban sucios y agotados charcos. Es decir, que la “cuarentena” a que la Covid-19 ha obligado a la humanidad ha redundado en beneficio de la naturaleza no humana.

La realidad en República Dominicana.

Sin embargo, contrario a lo que se puede observar en esas imágenes que nos llegan de algunos otros países, en República Dominicana la situación es muy diferente. La Covid-19 nos ha abatido drásticamente. Una desgracia, tanto para la naturaleza humana, como para la no humana. La humanidad ha sido golpeada severamente en todo el Mundo, en mayor o menor grado. Por ello esta enfermedad ha sido considerada una pandemia.

La naturaleza humana. En cuanto a los humanos, en nuestro país al día de hoy hemos perdido más de 500 personas, si tomamos en cuenta los sub-registros y los sesgos en las estadísticas oficiales. Y los impactos continúan acrecentándose. Las amenazas y las “presiones” están muy presentes. Manejos torpes e inadecuados, en forma deliberada o no, de la situación e irresponsabilidad y mal comportamiento de la población son serias amenazas que penden sobre nosotros.

Un gravísimo problema es el sufrido durante más de tres semanas por los residentes en el Distrito Nacional y las provincias Santo Domingo y San Cristóbal, con el incendio del gigantesco basurero de Duquesa. El humo, el hollín, el polvillo y los gases que emanan de allí han creado numerosas dificultades respiratorias y afecciones de otra índole. Y todavía no se conocen todas las consecuencias de esta terrible situación. Más adelante las iremos conociendo.

La contaminación por la no recogida de la basura, por la cantidad de animales muertos en áreas urbanas, por los fuegos y regueros de escombros y otros desechos en áreas públicas que ocupan “pobres padres de familia” en las principales ciudades, también son amenazas reales para los humanos dominicanos. La escasez de agua potable y para otros usos domésticos también puede afectar seriamente a los humanos, debido al agotamiento de la misma en las fuentes corrientes y en los acueductos

La naturaleza no humana. En cuanto a la diversidad biológica no humana, la situación en tiempo de Covid-19 es terrible, devastadora. De hecho, antes de que se conociera de la presencia de esta pandemia ya era demasiado preocupante. Con esta pandemia y la correspondiente ”cuarentena”, la situación ha empeorado. Y mucho. Los bosques arden en todas las regiones: Sabana Clara de Restauración, en varios puntos de la Cordillera Septentrional, La Cuaba en la provincia Santo Domingo, en la Sierra de Bahoruco, en las provincias Valverde y Santiago Rodríguez (Cordillera Central), en la región Este, en el Noroeste y en cualquier lugar. Estos incendios tienen el objetivo de cambiar el uso del suelo. Es decir, usar esos terrenos para realizar actividades agropecuarias, además extraer la madera.

Se ha constatado, por igual, la extracción indiscriminada de materiales de los ríos para agregados, así como de áridos en canteras de minerales no metálicos.

Tres factores han coincidido como plagas que obran en contra de nuestra diversidad biológica en esta etapa:

La Covid-19. Esta pandemia, que ataca a la humanidad sin que se hayan visto o demostrado grandes afecciones en la Naturaleza no humana, sin embargo, en República Dominicana ha operado en desmedro de la diversidad biológica, Es decir, contra nuestras especies y sus ecosistemas, sus hábitats. Se ha constituido en una amenaza terrible. ¿Cómo se explica esto? La “cuarentena” ha sido aprovechada por individuos desalmados para incendiar bosques, talar miles de tareas para ampliar las fronteras agropecuarias.

El período electoral. Ya sabemos que es costumbre (quizás “maña vieja”) que durante los períodos electorales (prácticamente permanentes) opera una “licencia” para que el “tigueraje” haga lo que le viene en ganas con los recursos públicos, principalmente los bosques y áreas verdes urbanas y sub-urbanas. De igual manera, los “pobres padres de familia” ocupan espacios públicos como calles y aceras. En estos períodos de politiquería ninguna autoridad hace cumplir la ley. Todos los llamados a poner el orden son permisivos, pues quieren los votos para seguir “montados en el palo”. Todos quieren seguir o ascender. Y tampoco la llamada “oposición” politiquera de derecha dice nada. Ni siquiera se manifiesta, sino por el contrario, muchas veces alienta esa situación, bien sea porque algunos magnates “opositores” también cogen su “tajada”, o bien porque incentivan a otros para ganarse el voto. Así opera la politiquería en contra de la Diversidad Biológica humana y no humana.

La sequía. De hecho, la sequía en sí misma provoca graves problemas no sólo en ecosistemas “artificiales” o “domesticados”, como la agricultura, la ganadería, parques y otras áreas verdes urbanas, por ejemplo, sino en el medio silvestre. Se producen incendios con mayor facilidad en bordes de vías, o fuegos que se escapan de actividades domésticas, por ejemplo. Pero también esa situación es aprovechada por infractores, depredadores de la Naturaleza, para cometer fechorías y achacárselas a la sequía.
Lo grave de esta situación a la que estamos asistiendo actualmente en República Dominicana es que los principales infractores son elementos de poder político, militar y económico, o son paniaguados protegidos por ellos. Por eso vemos que los bosques de la Sierra de Bahoruco, incluyendo el parque nacional, están permanentemente incendiados. Y lo hacen individuos protegidos por el poder político. Actividades, principalmente agrarias, como la siembra de aguacates para la exportación, destruyen el Parque Nacional Bahoruco Occidental. Y lo mismo ocurre en parte del Parque Nacional Jaragua, y en sentido general en la Reserva de Biosfera Jaragua-Bahoruco-Enriquillo.

Hay provincias, en el Noroeste, por ejemplo, donde las máximas autoridades provinciales y locales son las principales depredadoras, tumbando cientos de pinos y otros árboles, quemando todo el bosque alrededor de la presa de Monción y del bosque ribereño del otrora caudaloso río Mao, para sólo citar algunos casos.

Tala de árboles en las márgenes de la presa de Monción.
Y la situación es mucho más tétrica porque el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MIMARENA) está total y herméticamente cerrado. Su “cuarentena” no es cosa de ahora. El Ministro es sordo, ciego y mudo frente a estos desastres. La mayor calamidad, la principal amenaza, para la diversidad biológica en República Dominicana es ese Ministro, que propicia todo lo contrario a la conservación de la Naturaleza. Con la designación de ese señor en ese Ministerio se puso “la iglesia en manos de Lutero. Es como si se hubiese puesto los gatos a cuidar la carne.

Lo que he dicho no tiene nada de exageración. Todo lo contrario. Hay mucho más. Si entramos a los detalles, y sobre todo a las consecuencias que puede traer este desastre, nos daremos cuenta de lo profundo que es el hoyo. Nos daremos cuenta de la situación mucho peor a que conducen estas barbaridades apadrinadas o consentidas por el poder.

Así nos encuentra el Día Mundial de la Diversidad Biológica.

MC

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