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Los excelentes resultados de la estrategia de “supresión” Covid cero

Pablo Gálvez Roldán

Fuente: Rebelión

Los primeros casos de la pandemia originada por el COVID-19 SARS 2 fueron anunciados oficialmente por la Organización Mundial de la Salud el 31 de diciembre de 2019, tras la aparición de este nuevo coronavirus, tres semanas antes, en uno de los mercados de la región china de Wuhan. En España, el primer caso se detectó el 31 de enero en la isla de La Gomera.

Las consecuencias de esta pandemia sobre la salud de los ciudadanos en el mundo han sido devastadoras en términos de sufrimiento y muerte. Además, el impacto sobre la economía mundial, ha sido muy severo. La OCDE prevé un decrecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) mundial de -4,18% en 2020 con una terrible pérdida de puestos de trabajo. España tiene una previsión de variación anual del PIB 2020 del -11,63%.

La evolución de la pandemia muestra cifras enormes en número de contagios y de forma llamativa en fallecidos a nivel mundial. Efectivamente, hasta el momento actual se han contagiado 67,8 M y han fallecido 1,55 M de ciudadanos en el mundo.

Sin embargo, cuando se analizan y comparan los datos a nivel internacional entre países, se observan importantes variaciones, tanto en el número de contagiados, como en los fallecidos y es singularmente destacable la evolución seguida por la pandemia en China.

Veamos a continuación de forma breve algunos de estos datos. El número de casos confirmados de contagio en China hasta el 7 de diciembre de 2020 es aproximadamente de 85.500 enfermos de COVID-19. Mientras, Estados Unidos alcanza una cifra alrededor de 15,2 millones de positivos confirmados. En Europa, Francia presenta un total de 2,3 millones de casos, España 1,7 M, Italia 1,74 M y Alemania 1,2 M; en Asia destaca la India con 9,7 M.

La cifra de muertes registradas en China por COVID-19 es de 4.746 personas a 5 de diciembre. El incremento en los fallecimientos desde abril ha sido mínimo; así el 17 de abril el número de fallecidos alcanzaba los 4.636 casos. Es en esta fecha cuando China alcanzó el dato más alto de fallecidos coincidiendo con el mayor número de personas contagiadas. A partir de ahí, apenas se ha incrementado el total de fallecidos, solamente 110 casos. El mayor número se dio en la provincia de Hubei con una tasa de letalidad de 2,9% que en el grupo de edad de mayores de 80 años es de 14,8% sobre el total de contagiados.

Los datos anteriormente comentados de la evolución de la pandemia en China contrastan fuertemente con los datos mundiales y de la Unión Europea. En España, el número de fallecidos a 4 de diciembre, era de 46.252, por lo tanto, casi 10 veces más que China. Es necesario recordar aquí que estamos comparando además poblaciones sensiblemente diferentes, pues China tiene 1.400 M y España 46.9 M de habitantes por lo que las diferencias son aún más impactantes.

¿Cómo se explican estas enormes diferencias?

La revista médica The Lancet publicó un artículo en septiembre donde analiza y compara las estrategias de diferentes países. En él, se expone la importancia clave de disponer de un sistema de información, control y monitorización, junto con procedimientos establecidos eficaces de diagnóstico y aislamiento de los casos detectados de COVID 19, acompañados de la búsqueda, rastreo y aislamiento de los contactos, con sistemas de apoyo (alojamiento alternativo) y de control (sistemas informáticos, apps, pulseras de localización, etc.), para asegurar el confinamiento. Todo ello con una salud pública ejecutiva y coordinada a nivel estatal. Además, el artículo señala también la importancia de la implicación y compromiso de la ciudadanía.

El gobierno de China optó clara y decididamente por este modelo con una voluntad rotunda para conseguir y llevar adelante la estrategia de “erradicación” o “supresión” (COVID cero) del virus con excelentes resultados (una estrategia de supresión con actuaciones similares a China con algunas diferencias fue adoptada por países como Corea del Sur, Singapur, Nueva Zelanda, o Vietnam).

La estrategia sanitaria de China se ha basado en elementos como: el control de la movilidad junto con los confinamientos estrictos a escala de distrito o provincia, «gestión cerrada» que ha permitido a las autoridades limitar las entradas, salidas y horarios de las zonas afectadas con precisión a escala de edificio o manzana, la temprana trazabilidad de los contagios mediante dispositivos móviles con la utilización de medios humanos para conseguir los controles de temperatura en los espacios públicos, las medidas de prevención individual, y los test gratuitos a gran escala con obtención muy rápida de resultados, etc.

Por el contrario, en España, en los países europeos y EEUU, se decidió una estrategia de contención del número de casos, fundamentalmente dirigida a evitar el colapso hospitalario, pero sin desarrollar todo el abanico de medidas necesarias. Esta decisión, condicionada posiblemente por planteamientos a corto plazo y expectativas sobre la evolución de la economía, ha provocado los resultados que podemos observar en la denominada segunda ola. Así, desde el 1 de agosto hasta el 6 de diciembre se han producido en los 27 países de la Unión Europea 152.216 muertes, por encima de las 136.176 de la primera ola del 1 de marzo al 31 de julio, según el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC). En España, por ejemplo, llegó a alcanzarse un pico diario de 600 casos la semana del 9 de noviembre. Como hemos señalado anteriormente, China únicamente ha tenido en el total del período 110 muertes por COVID 19.

Es imprescindible destacar que al mismo tiempo que se adoptaban las medidas descritas y de forma inmediata al comienzo de la pandemia, China decidió construir hospitales temporales como respuesta a un posible incremento de la demanda de cuidados hospitalarios y también como forma de establecer circuitos de atención diferenciados para los enfermos de COVID 19 e impedir de esa forma los contagios con otros pacientes y disminuir el riesgo para el personal sanitario. Estos hospitales temporales fueron construidos en los primeros dos meses de 2020, diseñados específicamente para tratar pacientes con síntomas de COVID-19. El gobierno de China construyó más de 30 hospitales temporales con una velocidad lograda con el trabajo y el esfuerzo de los trabajadores chinos. En la región de Wuhan se desarrollaron dos hospitales: el Hospital Leishenshan ubicado cerca del lago Huangjia, distrito de Jiangxia, con 1.500 camas en dos edificios separados en 75.000 ㎡ de superficie, cuya construcción se inició el 26 de enero e ingresó sus primeros pacientes en la primera semana de febrero; por su parte, el Hospital Wuhan Caidian Huoshenshan comenzó su construcción el 23 de enero, coordinada por cuatro grupos de contratistas: China Construction Third Engineering Bureau, Wuhan Construction Engineering, Wuhan Municipal Construction Group, y el Hanyang Municipal Construction Group con hasta 1.000 camas, iniciando su funcionamiento el 2 de febrero. En la región de Wuhan se implantaron hasta 8 hospitales temporales adicionales.

Sin embargo, y de forma absolutamente llamativa, ya en el mes de abril se procedió al cierre de estos hospitales temporales, pues ya no era necesario su funcionamiento dada la disminución drástica del número de ingresos por el éxito de la estrategia de supresión y COVID cero.

Como conclusión, podemos afirmar que mediante las medidas adoptadas contra el COVID 19 por el gobierno de China de un confinamiento riguroso, durante un tiempo suficiente y asegurando la capacidad para identificar, trazar y cortar la cadena de transmisión, con un sistema de información sólido, así como un mecanismo eficaz de coordinación para adoptar medidas ejecutivas se ha conseguido un excelente resultado en la salud del pueblo chino evitando muertes innecesarias y disminuyendo el sufrimiento ciudadano.

A nivel económico, esta estrategia adoptada por China ha permitido una recuperación rápida y positiva. Los datos económicos revelan que, después de la contracción inicial en el primer trimestre de 2020 de la economía china de un 6,8%, se ha producido una evolución favorable. El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé para China un crecimiento y recuperación de la actividad, muy avanzada ya en el conjunto del país, algo más retardada en la provincia de Hubei, origen de la pandemia. La actividad industrial se ha recuperado con celeridad y la actividad de los servicios, que requieren un elevado grado de interacción personal está ya en vías de recuperación. Como señala el Banco de España en un informe reciente, la estrategia sanitaria adoptada por China desempeña un papel muy importante en la recuperación económica.

Los datos expuestos permiten afirmar que la estrategia sanitaria y las acciones implementadas por el gobierno de China han dado un buen resultado en la salud del pueblo chino y han permitido una rápida recuperación económica.

Pablo Gálvez Roldán es Working Group Coordinator en la European Union Chamber of Commerce in China. MSc in Politics of China en la School of Oriental and African Studies (SOAS) de la Universidad de Londres

MC

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