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Apagón en Texas

Martintxo Mantxo

Fuente: Rebelión

El sistema eléctrico texano se desmoronó del 13 al 17 de febrero y 4 millones de personas se quedaron sin suministro en unos de los días más fríos en tiempos. Según los últimos números, los muertos se elevan a 58. En el ojo del huracán, o mejor dicho, de la tormenta gélida, la compañía gestora de la distribución eléctrica de Texas, ERCOT (Consejo de Fiabilidad Eléctrica de Texas)1. Porque la función de ERCOT era coordinar, controlar y supervisar el funcionamiento del sistema de energía eléctrica a más de 25 millones de clientes (90% del total de Texas), y eso fue lo que falló.

El caso es que una de las responsabilidades de ERCOT era el garantizar el acceso energético de todos sus clientes y eso no sucedió. Es verdad que el frío que tuvo efecto en la red de distribución y producción energética tuvo un efecto, pero este no tenía que a ver sido tal si se hubieran implementado medidas. Las plantas de combustibles fósiles, especialmente las de gas natural, fueron el mayor problema, ya que no se aislaron las tuberías ni se acondicionaron los equipos para el invierno. El 17 de febrero faltaban 46 GW en la red, 40% de la electricidad que precisaba el estado. De ésta el 61% correspondía a la electricidad producida a partir de gas, carbón y energía nuclear. El 39% a energía eólica y solar.

Pero además se estuvo a segundos o minutos de un apagón total, que de haber sucedido, habría requerido encender todo el sistema desde cero. Ese proceso es aún mucho más difícil, largo (semanas o meses), y costoso.

Debemos tener en cuenta que un evento así tiene graves consecuencias económicas pues paraliza también la producción. Texas ocuparía el décimo lugar mundial como economía si se tuviera en cuenta como un país independiente. Por lo tanto, su peso en la economía EEUU es también muy importante. Eso no significa que defendamos ese modelo económico, como tampoco el energético, pero si un cambio tiene que suceder está claro que tendrá que ser paulatinamente: una transición. En la que las personas sufran el mínimo daño posible, y no como ocurrió en este caso con 4 millones de persona y de esa forma.

Tampoco es que ERCOT desconociera el hecho porque días antes había aconsejado utilizar electricidad en moderación y prepararse para el frío, y las previsiones meteorológicas lo anunciaban semanas antes (aunque si pueda ser que hubieran subestimado el efecto asociado a la emergencia climática). O que no ocurra en otros sitios: las mismas condiciones en los estados limítrofes no tuvieron esas consecuencias. Ni que no hubiera ocurrido antes, porque se experimentaron similares apagones en Texas en los años 1989, 2003 y 2011. Tras el desastre de 2011 se vio la necesidad de reforzar la infraestructura eléctrica y de gas, pero está visto que no hicieron lo suficiente.

Un informe de evaluación de la fiabilidad de 2019 de la NERC también concluyó que ERCOT tenía uno de los márgenes de reserva previstos más bajos de Estados Unidos y que era la única parte del país sin recursos suficientes disponibles para satisfacer la demanda eléctrica máxima prevista en verano. Como muchos señalan, el desastre fue provocado por una falta de inversión, porque se priorizaron los beneficios, pues había constancia de que había que acondicionar el sistema eléctrico.

Por lo demás, ERCOT no genera electricidad, sólo la gestiona. Esa electricidad que gestiona es propiedad de terceros, empresas privadas. Según el ex- agente energético Marcus Pridgeon2, el margen de maniobra es poco, pues las empresas privadas siempre aplican las medidas a su antojo. Como él dice “no se escandalice; esto es el libre mercado”. Es la teoría de la no intervención.

Para este ex-agente energético “el culpable es el mercado energético competitivo (de ERCOT)”, el libre mercado.

Sin embargo, la conexión de ERCOT con el resto del sistema energético (privado) queda patente en su consejo de administración, donde once de sus quince miembros tienen vínculos (ahora o antes) con la industria energética. Cinco de ellos, incluido el presidente, no viven tan siquiera en Texas.

Como consecuencia del descalabro 5 miembros dimitieron el 23 de febrero.

Un apagón en la potencia energética mundial

El problema es que ocurrió en Estados Unidos, en teoría el país más fuerte económicamente (en otros aspectos también) del mundo y a nivel energético también, pues últimamente con el fracking había recuperado su posición como extractor de petróleo y gas, pero también exponente en el ámbito de la tecnología nuclear, hidroeléctrica, etc.

En cambio ocurrió una réplica de lo ocurrido en Venezuela en marzo de 2019 (aunque la crisis se remonta a mucho antes y todavía continúa). En el caso de esta última, depende de pocas centrales y está megaconcentrado: centrales térmicas y de un mega-embalse (Guri, 10.325 MW)3. El sistema centralizado y concentrado tiene problemas cuando falla el suministro o una de las centrales falla. En éste caso, al agotamiento del petróleo había que sumarle el de corrupción, que desvió presupuestos para las centrales. También, en el caso de Guri, algo que es recurrente en las hidroeléctricas de todo el mundo, que por causa de la emergencia climática la capacidad hídrica de los embalses es menor y no puede producir la energía que producía en condiciones óptimas. Y a todo ello, añadir la grave situación del país, achacable a muchas causas, entre ellas el desplome del precio del petróleo, recurso en el que basa su economía, o incluso las sanciones impuestas por Estados Unidos y apoyadas por muchos otros países.

Y es que el problema de Venezuela es fácilmente replicable en cualquier otro sitio, porque los sistemas elegidos de electrificación capitalista han apostado siempre por el modelo concentrado y centralizado. Así fue en Puerto Rico también en 2017 cuando la isla pasó más de 11 meses sin electricidad debido a que el huracán María devastó todo, incluidas las centrales eléctricas a petróleo, pero sobre todo las líneas eléctricas, indispensables para transportar la electricidad en una producción centralizada. Parecía que la solución institucional iba a ser el optar por el gas en lugar del petróleo, lo que además de costos e impactos ambientales y climáticos, iba a dar continuidad al mismo modelo. Pero en agosto de 2020 se aprobó la Ley de Energía Limpia que le compromete con las energías renovables, en parte de forma descentralizada – la misma que fueron la solución en aquella crisis.

También en común ahora con lo que ocurrió en Puerto Rico, es que los fenómenos meteorológicos severos aumentan y se acentúan, en gran parte, como causa de la emergencia climática. Que, al mismo tiempo, como ya es ampliamente aceptado, ha sido causado por el ser humano, y entre otros, por el modelo energético basado en los combustibles fósiles.

El modelo energético centralizado, concentrado y monopolizado

En el caso de Texas sí que el problema es también ese: la concentración y el centralismo de la producción. También la independencia de su red, sin conexión a las redes de otros estados. Y además otro aspecto que también hay que tener muy en cuenta cuando hablamos de la gestión energética o eléctrica: la propiedad de esa gestión. En el caso de Texas no es baladí que éste sea el único estado de la Unión en el que la electricidad esté totalmente privatizada (sin quitar que en el caso de la nacionalización tampoco es garantía total de buena gestión – a ello habría que unir sistemas de monitoreo, de seguimiento, transparencia, participación social, etc).

Camiones dejando la Cuenca Pérmica (Texas).

Pero a ello debemos añadir además que precisamente la opción de la privatización, como en muchos otros casos en el mundo, se plantea como una solución. La primera consecuencia de la privatización fue un encarecimiento de la factura eléctrica de Texas. Los clientes de Texas pagaron 28.000 millones de dólares más que los clientes de empresas públicas desde 2004.

Durante la crisis de la semana pasada, los precios de la electricidad se dispararon hasta alcanzar el precio máximo de más de 7.350 euros por MW/hora. Una de las razones fue el sistema estatal de incentivación a las centrales eléctricas para suministrar más energía que se reflejaba en las facturas con tarifa variable.

Ahora, otro de los problemas planteado, es que la inversión probada necesaria para prevenir este tipo de situaciones sea cargada a los consumidores, lo cual no puede ocurrir. Porque además, esta negligencia y el apagón que se sufrió, tuvo un coste económico muy elevado y unos daños a esas personas, que precisa reparación.

Debemos recordar que el frío severo causó 58 muertes (conocidas hasta este momento), pero que están son atribuibles a la falta de medios para mantenerse caliente, a la falta de electricidad, porque el suministro se cayó. Un niño de 11 años de familia emigrante, Cristian Pineda, pereció de hipotermia al quedarse sin electricidad y calefacción en su casa móvil. Su familia ha presentado una demanda de 100 millones de dólares contra ERCOT y Entergy Corporation. Según la madre del niño, los gigantes de los servicios públicos “pusieron las ganancias por encima del bienestar de la gente”.

Para añadir más al problema, y lo que muestra que severas pueden ser las consecuencias si nuestro modelo energético depende de unas pocas centrales o de un recurso (a tener en cuenta con el agotamiento de algunos de ellos), la falta de electricidad afectó también el funcionamiento de las refinerías de petróleo4. Estas se vieron obligadas a quemar los gases para evitar daños en sus unidades de procesamiento, liberando así a la atmósfera 152.860 kilos de contaminantes (benceno, monóxido de carbono, sulfuro de hidrógeno y dióxido de azufre). Esta quema fue visible por las grandes llamaradas. Entre el 11 y el 18 de febrero se produjeron en Texas 174 de los denominados eventos de emisionesen estas instalaciones, que contrastan con los entre 37 y 46 en las semanas previas. Además de su efecto climático, este hecho supuso más contaminación a la normal para las comunidades próximas y los ecosistemas.

Esto además añade más surrealismo a las acusaciones de algunos políticos a las renovables como causantes de los apagones y de la crisis, porque la energía eólica genera el 23% de la electricidad de Texas. Lo cierto es que la mitad de las turbinas eólicas también se helaron, pero nuevamente, porque no estaban apropiadamente aisladas, pues turbinas eólicas funcionan perfectamente en condiciones más severas, en Dinamarca o Minnesota, o Siberia. En esa situación, políticos aprovecharon la coyuntura para cargar contra el Green Deal (Acuerdo Verde). Aquí debemos apuntar también, que aunque renovables, la mayoría de esta producción pertenece a grandes empresas, y ésta es por tanto monopolizada y producida de forma centralizada y concentrada (grandes parques).

Avangrid, otra électrica privada en Texas

Otro aspecto es cuál es el fin de esa energía, y en el mercado eléctrico actual, como el nombre indica, es el “mercado”. La concentración productiva y también de gestión, supone el enriquecimiento de unos pocos. Ese objetivo de beneficios unido al modelo de producción y otros aspectos corporativos como los grandes inversiones en publicidad o en actividades supuestamente altruistas, supone un encarecimiento de la factura.

Por ejemplo, aceptamos que una compañía como Avangrid (Iberdrola) salga tras el desastre anunciando su “Supporting Texas” (“Apoyo a Texas”), con una contribución a la Cruz Roja Americana de 50.000 dólares. Aunque también es entendible como un golpe de publicidad. Máxime teniendo en cuenta que son las eléctricas las que están en el blanco de las críticas. Y teniendo en cuenta sus esfuerzos por que cambiemos de compañía!!! Y la gran inversión de Iberdrola en publicidad! El desastre metereologíco, por triste que parezca, es para ellas terreno abonado.

Máxime cuando de entre esas eléctricas… Avangrid (Iberdrola) es una de ellas, ahora en Texas como PNM. Iberdrola compró PNM Resources el 21 de oct 2020. Esta eléctrica operaba en Nuevo México y Texas. AVANGRID se convirtió así en una de las mayores eléctricas estadounidenses (4,1 millones de clientes). Avangrid ha sido denunciada en los EEUU también, porque sus formas allá no distan de las que acostumbra en otros lugares, por alterar las facturas y subir precios. En el 2016 fue condenada por los tribunales de Washington por sobre-cargar las facturas de consumidores en California con 371 millones de dólares de más, durante la crisis energética de este estado entre 2000-2001. La sentencia obligó a Avangrid y Shell a pagar 7.700 millones de dólares, devolver el dinero de los clientes estafados y re-establecer la tarifa a su precio.

Desastre dentro de desastres

Recordamos también que este desastre no viene solo, sino que sucede al tiempo de la pandemia de la Covid 19, que está afectando tanto nuestras comunidades, la sociedad, el mundo. En EEUU afectando más por la mala gestión resultante del negacionismo de esos que deberían gestionar, y también por esas políticas económicas que citábamos (privatización, recortes, falta de presupuestos, etc). Son ya 500.000 las víctimas mortales de EE.UU. Y como decimos, son víctimas de una mala gestión.

Mapa mostrando las infratucturas fósiles en Texas (ductos, refinerías, plantas de gas, etc.)

El apagón también acrecentó esa crisis sanitaria, pues actualmente nuestra dependencia eléctrica es total. Afectó el proceso de vacunación, que pese al cuestionamiento que hagamos de él, es un proceso que una vez encontrado la fórmula, ha contado con numerosos obstáculos, y de ser una solución los debería ser para odas las personas. El apagón puso en riesgo miles de vacunas. Se pudo buscar una solución para muchas de ellas pero se calcula que se perdieron 1.000, todavía muchas cuando hay tanto por hacer, y supuso que ese proceso se detuviera, pues sin refrigeración no se puede correr el riesgo de que más vacunas se pierdan.

Yendo más allá del problema actual causado por los apagones, nos topamos con el gobierno que permitió esas privatizaciones, ese sistema eléctrico, etc, y a su lado, todo el sistema internacional que las impulsó como solución, como receta mágica del neoliberalismo.

Principales zonas de fracking en USA – destacan las de Texas.

Conclusión

La primera conclusión es que la emergencia climática conlleva fenómenos climáticos severos. En este caso, es obvio, que, pese a que en esas condiciones se puede operar en otros lugares, si cogió por sorpresa en Texas y sin haber introducido las modificaciones necesarias para prevenir o posibilitar la actividad normal.

El apagón de Texas ocurrió un mes después de que Donald Trump abandonara el gobierno. Su gobierno se ha caracterizado por negar la emergencia climática y sus posibles soluciones. De hecho, los efectos climáticos que suponían más frío, como es el caso, eran utilizados por él reiterativamente para negar el “calentamiento global”.5

Por el otro tenemos, que como ha pasado en otros casos como huracanes, inundaciones, etc, que la emergencia climática nos afecta a todas las personas de una u otra forma. No nos podemos excluir. No importa nuestra posición económica. En teoría, los países ricos como Estados Unidos (o el estado de Texas) disponen de los recursos económicos necesarios para poner en marcha estrategias de resiliencia que protejan a sus habitantes de los efectos más graves del cambio climático; sin embargo, está demostrada la falta de voluntad política para hacerlo.

Pozos permitidos y completados en el ‘yacimiento’ Eagle Ford.

Además, se puede argumentar que, como uno de los principales contribuyentes a la crisis climática debido a su uso exponencial de combustibles fósiles, Estados Unidos también tiene la responsabilidad de actuar para reducir la dependencia de los combustibles fósiles y reducir su importante contribución a la emergencia climática.

Actualmente, Estados Unidos ha recuperado su posición como potencia extractora de petróleo y gas gracias al fracking (aunque no por mucho tiempo, ya que, como hemos explicado en otros artículos, también ha empezado a disminuir6).

Texas fue uno de los orígenes de la explotación petrolera en EEUU y su centro, y ahora sigue siendo potencia porque allá se encuentran unas de las principales zonas de extracción: la Eagle Ford y la Pérmica, y parte de la Anadarko (la otra parte se sitúa en Oklahoma) y de la Haynesville. Juntas extraen más de un tercio de lo extraído en el país.7 Pero la gran extracción por fracking es la del gas, que es casi 6 veces mayor que la del petróleo, y en este recurso, Texas es también potencia8 y se ha convertido en exportador de gas9, aunque debido a la crisis se debió detener.10

Pero además, a Texas llegan los oleoductos y gaseoductos de explotación convencional y de fracking de todo EEUU, e incluso de arenas bituminosas de Canadá. Texas es el gran centro (lo que se denomina “hub”), y ahí se amontonan tanto ductos como estaciones, las refinerías, etc como se puede observar en el mapa de Fracktracker Alliance11 (consecuentemente, también es una de las zonas principales de derrames). Allá está también el puerto principal de embarque y exportación de EEUU, el de Corpus Christi, con 8 instalaciones de exportación de petróleo12. En ese puerto están las refinerías de Valero de Bill Greehey y de Three Rivers, y plantas gasificadoras. El otro gran foco petrolero es Houston. Por lo tanto, a la vez que Texas ha sido responsable a nivel mundial de la emergencia climática. Y a pesar de tener tantos recursos, la emergencia climática también ha afectado a los humanos y a la economía hasta ese extremo, porque la riqueza no beneficia a toda la ciudadanía tejana por igual.

Entendemos que no ha sido la causa principal, pero el hecho de detener las exportaciones para redirigirlas al autoabastecimiento, así como la mencionada disminución de la producción de fracking, sólo responden a una razón: la disminución de recursos, y más concretamente de combustibles fósiles como el petróleo y el gas. Por lo tanto, aunque este apagón en Texas no está directamente relacionado con esto, situaciones como esta serán cada vez más comunes, y en lugar de ser tan abruptas y con consecuencias tan drásticas, es recomendable hacer una verdadera transición del modelo fósil al renovable lo antes posible.

La otra conclusión que se desprende del análisis es que el sistema debe ser descentralizado sin depender de grandes centros de producción. Debe ser democrático, para que la ciudadanía sepa cual es la situación, y no solo conozcan que hay garantía ante situaciones severas, sino para también decidir que modelo quieren (centralizado o no, fósiles o no, grandes compañías o no, público o no, etc) sino para que también puedan decidir en que se invierte, para poder pagar lo que es justo, etc.

En Texas, de nuevo, se ha comprobado cuan dependiente se ha convertido nuestra sociedad (civilización) de la energía, y para ello, además de modelo y de tipos de energía, la solución principal vendrá por superar esa dependencia y consumir menos.

En Texas de nuevo, se ha demostrado el uso que se le da a la energía en este sistema económico, no como un bien básico, sino como un objeto de especulación y beneficio, de forma que las compañías prefieren no invertir en mejoras o prevención, de forma que revierta en sus beneficios a costa de las personas ahora, o del medio ambiente en otros casos. A costa de la Vida. De Vidas.

El problema ha sido también la privatización de esas empresas, que se presenta como la gran solución. Pese a que las compañías se verán obligadas a pagar alguna indemnización, no pagarán por los daños económicos ocasionados a esa economía, ni los gastos de salud, etc, que se verán nuevamente cubiertos por el erario público, por lo tanto con dinero de esos personas que tanto pagan en sus facturas. Mientras, los sueldos de esos que gestionan esas compañías, tan elevados, en teoría, por su nivel de responsabilidad y conocimiento, permanecerán igual, pese a que han demostrado no cubrir las expectativas. En Texas, una vez más, el neoliberalismo que plantea la privatización de servicios y recursos públicos como forma óptima de gestión, demuestra una vez más no solo ser un fracaso social, económico y ambiental, sino un gran desastre, y un beneficio para unos pocos, para una élite.

REFERENCIAS

Notas:

1 Actualmente su web (www.ercot.com) también parece continúar sufriendo el apagón, pues no permite el acceso, mostrando solo “Access Denied” (“acceso denegado”)

2www.expressnews.com/opinion/commentary/article/Commentary-Profit-not-public-service-powers-15963697.php

3 Ver más en www.ecopoliticavenezuela.org y La crisis eléctrica, el centralismo y el Black Out nacional

4 Refinerías de Baytown Olefins de ExxonMobil y las de Motiva y Valero en Port Arthur, y la planta de Shell cerca de Houston

5 Trump always dismisses climate change when it’s cold. Not so fast, experts say. www.washingtonpost.com/climate-environment/2019/01/29/trump-always-dismisses-climate-change-when-its-cold-not-so-fast-experts-say

En el frío de enero de 2019 comentó “¡No estaría mal tener un poco de ese buen Calentamiento Global al viejo estilo ahora mismo!”. En otr tuit “En el hermoso Medio Oeste, las temperaturas de sensación térmica están alcanzando los 60º -0, las más frías jamás registradas. En los próximos días, se espera que haga aún más frío. La gente no puede aguantar fuera ni siquiera unos minutos. ¿Qué demonios está pasando con el Calentamiento Global?”

62020: la quiebra del fracking https://aplaneta.org/2020-la-quiebra-del-fracking/2020-la-quiebra-del-fracking

7 Anadarko: 992 barriles de petróleo por día; Eagle Ford: 2.227; Haynesville:19; Pérmico: 1.142

Anadarko: 5.447 barriles de gas por día; Eagle Ford: 7.347; Haynesville: 11.448 ; Pérmico: 2.150 www.eia.gov/petroleum/drilling

8 Por detrás de Apalachia, que extraen 27.434 barriles de gas al día (también según la EIA (U.S. Energy Information Administration) www.eia.gov/petroleum/drilling

9 55.866,7 m3 www.eia.gov/dnav/ng/NG_MOVE_STATE_DCU_STX_A.htm

10www.argusmedia.com/en/news/2187999-texas-governor-orders-halt-in-state-gas-exports-update?backToResults=true

11www.fractracker.org/2020/02/national-energy-petrochemical-map

12https://portofcc.com

Martin Mantxo (A Planeta). Correctora: Caitlin Schroering (PhD Candidate, Sociology, University of Pittsburgh). Y gracias de nuevo por sugerencias a Jai Sen (World Social Movement)

MC

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