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20-20 PINTA PEOR

Narciso Isa Conde

 El comportamiento de los partidos del sistema, antes y durante las votaciones de las primarias, dio asco: compra de votos y cédulas, sobornos, precandidatos en procura de impunidad, uso de dinero acumulado en las fiestas de la corrupción, narcos, romo, uso de dineros robados del presupuesto, alcaldías, congreso y gobierno, e inversiones empresariales espurias.

Cierto que lo mucho del PLD y gobierno sobresale y arropa. En su seno se produjo un choque entre dos facciones graduadas “suma cum laude” en delitos de Estado y trampas; una (leonelista), empleando lo que “ahorró” de los latrocinios escenificados durante sus tres gobiernos corruptos y neoliberales; y otra (danilista), de igual calaña, ahora con más poder estatal, disponiendo del dinero atracado durante su gestión de Estado, junto a las ventajas que da poder volcar impunemente el aparato estatal y sus recursos frescos contra su adversario interno.

A eso se agregó su control del sistema electoral, de sus mecanismos de conteo, propagandización, fiscalización, reglas de juego, arbitraje de las votaciones, y su fuerte gravitación sobre las leyes de partidos y electoral; previa captura de las demás instituciones con cartas en ese asunto: Ministerio Público, Poder Judicial, Altas Cortes, Poder Ejecutivo y Gobierno Central.

Así, es ilusorio hablar de transparencia en cualquier variante de conteo (manual o automático), como en la puesta en práctica de cualquier mecanismo de fiscalización revisión y auditoría, porque todo está contaminado. Corrupción e impunidad se han tornado sistémicas y endémicas. Es todo un sistema, del cual ha formado –y forma- parte el conjunto de partidos que han dominado la institucionalidad establecida durante más de medio siglo.

 Engañan quienes para no confrontar insisten que dentro de esta institucionalidad, con esa JCE de Castaños, este Gobierno de Danilo-PLD y este sistema de corrupción e impunidad imperantes, será posible corregir los fraudes y la podredumbre desplegados en estas primarias.

Vivimos solo el prólogo de lo que viene. El 20-20 pinta para peor porque el partido-Estado, la corporación mafiosa, con Leonel o sin él dentro, se apresta a de repetir en grande lo acontecido, por imperiosa necesidad. Y para que no sea así habría que desplazar ese poder desde las calles, porque las elecciones y el Estado pudrieron. Y si eventualmente dentro de ese cuadro sistémico-institucional se diera una derrota electoral del peledeísmo dividido, la contrapartida perrmeista-leonelista-balaguerista sería de esencia parecida. Solo la rebeldía a lo ecuatoriana podría crear lo nuevo y distinto. El remiendo de lo podrido es una gran estafa.

MC

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