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Crisis económica en Sri Lanka, importancia y causas

R. Ramakumar

Fuente: Rebelión

Traducido para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo

La isla-nación de Sri Lanka está atravesando una de las peores crisis económicas que jamás haya experimentado. Acaba de incumplir el pago de su deuda externa por primera vez desde la independencia y los 22 millones de habitantes del país se enfrentan a agobiantes cortes de electricidad de 12 horas, a una extrema escasez de alimentos, combustibles y otros productos esenciales como las medicinas.

La inflación está en un record histórico del 17,5% y el precio de alimentos como el kilo de arroz se ha disparado a 500 rupias esrilanquesas (más de 1,5 €) cuando normalmente estaría en torno a 80 rupias (0,25 €). En medio de la escasez, un paquete de leche en polvo de 400 g supera las 250 rupias (0,78 €) cuando su precio normal es de 60 rupias (0,20 €).

El 1 de abril, el presidente Gotabaya Rajpaksha declaró el estado de emergencia, para retirarlo una semana después a causa de las protestas masivas de ciudadanos indignados por el manejo de la crisis por parte del gobierno.

El país depende de la importación de muchos artículos de primera necesidad, como la gasolina, los alimentos y los medicamentos. La mayoría de los países guardan divisas para comprar estos artículos, pero se cree que la causa de los precios tan elevados es la escasez de divisas en Sri Lanka.

¿Por qué algunas personas culpan a China?

Muchas personas consideran que uno de los principales factores desencadenantes de esta crisis es la relación económica de Sri Lanka con China. Estados Unidos llama a este fenómeno “la diplomacia de la trampa de la deuda”. Se trata de que un país o institución acreedora extiende deuda a una nación prestataria para aumentar la influencia política del prestamista: si el prestatario no cumple los plazos, incapaz de devolver el dinero, está a merced del acreedor.

Sin embargo, la deuda con China solo ascendía al 10% de la deuda externa total de Sri Lanka en 2020. La mayor parte (un 30%) puede atribuirse a bonos soberanos internacionales. En realidad Japón representa una proporción mayor de su deuda externa, con un 11 %.

Los impagos de los préstamos chinos a Sri Lanka relacionados con las infraestructuras, especialmente la financiación del puerto de Hambantota, se citan como factores que contribuyen a la crisis.

Pero estas explicaciones no son suficientes. La construcción del puerto de Hambantota fue financiada por el Exim Bank chino. El puerto arrojaba pérdidas, por lo que Sri Lanka lo arrendó durante 99 años al grupo chino Merchant’s Group, que pagó a Sri Lanka 1.120 millones de dólares en compensación.

Así pues, el fiasco del puerto de Hambantota no fue lo que provocó una crisis de la balanza de pagos (cuando salen más dinero o más exportaciones de las que entran), sino que reforzó las reservas de divisas de Sri Lanka en 1.120 millones de dólares.

Entonces, ¿cuál es la verdadera razón de la crisis?

Cuando obtuvo la independencia de los británicos en 1948, la agricultura de Sri Lanka se basaba fundamentalmente en cultivos orientados a la exportación, como el té, el café, el caucho y las especias. Una gran parte de su producto interior bruto procedía de las divisas obtenidas por la exportación de estos cultivos. Ese dinero se utilizaba para importar alimentos esenciales.

Con el paso de los años, el país empezó a exportar también prendas de vestir y a obtener divisas del turismo y las remesas (dinero enviado a Sri Lanka desde el extranjero por familiares). Cualquier disminución de las exportaciones supondría una crisis económica y amenazaría las reservas de divisas.

Esta es la razón por la que Sri Lanka sufrió diversas crisis de balanza de pagos. A partir de 1965, obtuvo 16 préstamos del Fondo Monetario Internacional (FMI). Cada uno de estos préstamos venía con condiciones, entre ellas que una vez que Sri Lanka recibiera el préstamo debía reducir su déficit presupuestario, mantener una política monetaria estricta, recortar los subsidios gubernamentales a los alimentos para la población y depreciar la moneda (para que las exportaciones fueran más viables).

Pero normalmente, en periodos de recesión económica, una buena política fiscal dicta que los gobiernos deben gastar más para inyectar estímulos en la economía. Esto resulta imposible con las condiciones del FMI. A pesar de esta situación, los préstamos del FMI siguieron llegando, y una economía asediada absorbió más y más deuda.

El último préstamo del FMI a Sri Lanka fue en 2016. El país recibió 1.500 millones de dólares durante tres años, de 2016 a 2019. Las condiciones eran conocidas, y la salud de la economía cayó en picado durante ese periodo. El crecimiento, las inversiones, el ahorro y los ingresos disminuyeron, mientras que la carga de la deuda aumentó.

La ya de por sí mala situación se agravó con dos crisis económicos en 2019. En primer lugar, en abril se produjo una serie de explosiones de bombas en iglesias y hoteles de lujo en Colombo. Las explosiones provocaron un fuerte descenso de la llegada de turistas -algunos informes hablan de una caída de hasta el 80%- y se agotaron las reservas de divisas. En segundo lugar, el nuevo gobierno del presidente Gotabaya Rajapaksa recortó irracionalmente los impuestos.

Un descenso en el número de turistas y la reducción de impuestos provocó una mayor caída económica (Foto: AAP / Eranga Jayawardena)

Los tipos del impuesto sobre el valor añadido (similares a los impuestos sobre bienes y servicios de algunos países) se redujeron del 15% al 8%. Se suprimieron otros impuestos indirectos, como el impuesto sobre la construcción de la nación, el impuesto sobre la renta y las tasas por servicios económicos. Los tipos del impuesto de sociedades se redujeron del 28% al 24%. Con estas reducciones fiscales se perdió alrededor del 2% del producto interior bruto en ingresos.

En marzo de 2020 llegó la pandemia de COVID-19. En abril de 2021, el gobierno de Rajapaksa cometió otro error fatal. Para evitar la fuga de reservas de divisas, se prohibió por completo la importación de fertilizantes. Sri Lanka fue declarada una nación de agricultura 100% ecológica. Esta política, que se canceló en noviembre de 2021, provocó una caída drástica de la producción agrícola y se hizo necesario realizar más importaciones.

Sin embargo, las reservas de divisas siguieron bajo presión. La caída de la productividad del té y del caucho debido a la prohibición de los fertilizantes también provocó una disminución de los ingresos por exportación. Los menores ingresos por exportación suponían menos dinero disponible para importar comida y surgió la escasez de alimentos.

Al haber menor disponibilidad de alimentos y otros artículos al tiempo que se mantiene la demanda, suben los precios de estos bienes. En febrero de 2022, la inflación ascendió al 17,5%.

¿Qué ocurrirá ahora?

Con toda probabilidad, Sri Lanka obtendrá un nuevo préstamo del FMI para superar la crisis actual, que vendrá con nuevas condiciones. Se seguirá una política fiscal deflacionaria, que limitará aún más las perspectivas de reactivación económica y agravará los sufrimientos del pueblo de Sri Lanka.

R. Ramakumar. Professor of Economics, Tata Institute of Social Sciences

MC

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