Pensamiento Crítico

Las cryptos, otra vuelta de tuerca de la financiarización de la economía

Iván H. Ayala

Fuente: Rebelión

Más de 18.000 cryptos circulando y una capitalización en noviembre de 2021 de 2,3 trillones de dólares generó una popularización de estas monedas. Algunos lo llaman democratización, pero me resisto a utilizar este término al uso generalizado de ciertos bienes de consumo (moda) o inversión (cryptos). Hasta Bukele, el controvertido presidente de El Salvador, adoptó el Bitcoin como medio de pago buscando una salida a la situación de este país, que no tiene moneda propia. Por su parte, Musk, compró a través de Tesla Bitcoin por valor de 1.500 millones de dólares. Las cryptos se diseminaban por todos los estratos sociales generando una nueva tribu, los criptobros, milenial precarios e incapaces de encontrar un hueco en un mercado laboral cerrado para ellos a pesar de su cargado bagaje educativo. Las cryptos les permitían soñar con una vida de youtuber en piscinas infinitas. Sin embargo, en apenas un par de meses “el futuro” se convirtió en burbuja, y las expectativas se vinieron abajo de una manera muy similar a lo que el viejo Minsky hubiera predicho

El otro día en un supermercado, al lado de las chuches en la caja, había una tarjeta para comprar Bitcoin. Pocas veces hemos visto la posibilidad de comprar un instrumento financiero complejo en el supermercado, apelando mediante la compra compulsiva a sentimientos oscuros. Estaba claro que había una burbuja financiera en ciernes alrededor de las cryptos. Toda burbuja tiene siempre un componente especulativo sobre un instrumento financiero, un relato (al que subyace una ideología, o capacidad de seducción) que amplía el uso del activo cuyo valor está explotando y una explicación económica. El mecanismo de las cryptos giraba entorno a tres ideas básicas: la ideología tecnolibertaria subyacente, el proceso de financiarización y la hipótesis de inestabilidad financiera de Minsky.

Ideología tecnolibertaria

Toda burbuja necesita que se generalice -de forma casi compulsiva- la inversión en los instrumentos que están siendo objeto de especulación. Si echamos la vista ligeramente hacia atrás veremos que las subprime fueron precisamente eso. En 1990 el valor de las hipotecas subprime no superaba el 4%, pero antes del estallido superaba el 20% de todos los créditos concedidos. La industria amplió los créditos hipotecarios a personas normalmente excluidas de los circuitos financieros debido a sus bajos ingresos. La búsqueda de beneficios, la desregulación financiera y la -interesada- confianza ciega en los algoritmos de las agencias rating para generar altas calificaciones crediticias fueron la base ideológica funcional que facilitó la explosión de las hipotecas subprime. La imagen de vendedores sin escrúpulos visitando a personas que ni entendían lo que se les proponía viviendo en casas destartaladas en las afueras de las ciudades norteamericanas se ha quedado grabada en nuestras retinas para siempre.

Como en toda burbuja tiene que haber un relato que permita ampliar los grupos sociales que utilizan el instrumento financiero que está siendo objeto de especulación

En el caso de las cryptos, descentralización y empoderamiento financiero han sido los ejes ideológicos sobre los que han florecido. Como en toda burbuja tiene que haber un relato que permita ampliar los grupos sociales que utilizan el instrumento financiero que está siendo objeto de especulación. En esta ocasión se ha utilizado la retórica outsider trumpista, utilizando ejemplos de corrupción de gobiernos o grandes compañías que condenan a los ciudadanos a vivir impotentes frente a estos abusos de poder. CELSIUS Network, los primeros en aceptar depósitos denominados en cryptos y ofreciendo altos rendimientos por ello se anunciaba como una entidad que era “mejor que un banco”. Ahora está en bancarrota tras arruinar a millones de personas, pero ante las acusaciones en 2021 de estar llevando una estrategia peligrosa, su CEO, Alex Mashinsky respondía que esas acusaciones venían porque “el 99% estaba siendo aplastado por el 1%”. Las cryptos según él, y según los ideólogos, que son en su mayoría inversores dopados por el incremento del valor del activo con el que están especulando, ofrecen un idílico mundo a-institucional que libera al ciudadano del “injusto” corsé en el que vivimos. Claro, mientras aconsejaba “hodl”, es decir mantener la inversión a los incautos que le escuchaban, él y todos los ejecutivos estaban vendiendo CEL (la moneda de CELSIUS).

El universo tecnolibertario es además retóricamente desafiante del orden actual, aunque sea un producto de él, y cumpla una función dentro del mismo

El estilo trumpista de Musk o de Do Kwon, creador de Luna, así como de tantos otros en el universo cripto cultiva la imagen de outsider, insultantes ante los críticos, desafiantes de un supuesto orden económico del que ellos forman parte intrínseca. Do Kwon, el creador de Luna y líder de una legión de “lunáticos” ha hecho perder miles de millones a grandes y pequeños inversores. En medio de la debacle, con miles de personas preocupadas por sus ahorros, anunció un incremento de la capitalización de 300 millones. Cuando fue preguntado en twitter por un usuario de dónde sacaría el dinero para respaldar la moneda, respondió “De tu mamá. Obvio”. El universo tecnolibertario es además retóricamente desafiante del orden actual, aunque sea un producto de él, y cumpla una función dentro del mismo. Esto les ha permitido ofrecer la imagen de algo nuevo y disruptivo, basado únicamente en de la confianza que da la “meritocracia” del dinero, en la ilusión de que cualquier persona podía vivir siendo “inteligente” sin trabajar demasiado e invirtiendo parte de su salario. Ni qué decir tiene que Do Kwon tenía un discurso de descentralización y empoderamiento del pueblo, pero era él el que centralizaba todas las decisiones en su fallida empresa.

Financiarización

En realidad las cryptos son una nueva vuelta de tuerca al proceso de financiarización que empieza en los 80, que no es sino un régimen de acumulación capitalista basado en la generación de beneficios en el sector financiero frente al anterior modelo eminentemente industrial. Asociado a ello viene la importancia creciente de los actores financieros, los mercados, sus prácticas, las formas de medir y valorar las rentabilidades y, sobre todo, una narrativa financiera que se impone como nueva lógica económica.

Este régimen de acumulación se genera a partir de la crisis de los 70, y bebe de la desregulación financiera de los 80 y 90 y de la revolución conservadora de Reagan y Thathcer. Este proceso, centrado en la esfera de la circulación y no de la producción, necesita de la creación de nuevos activos altamente especulativos que puedan ser transferidos rápidamente y cuyo precio pueda variar rápidamente. Como explica Costas Lapavitsas, este proceso se vuelca en las tres últimas décadas en la extracción de beneficios directamente de los salarios a través de la financiarización de los ingresos salariales: hipotecas, créditos al consumo, comisiones, retail investment, trading, etc.

El retraimiento de los servicios públicos desde los 90 y el estancamiento salarial han favorecido que el consumo privado dependa cada vez más de los servicios financieros. Un ejemplo extremo de este hecho fue la crisis del 2007-09, dónde la especulación financiera salvaje llegó a los hogares por medio de algo tan usual -y necesario para poder acceder a una vivienda- como las hipotecas. La Gran Crisis financiera fue la colisión entre las actividades altamente especulativas de la banca de inversión dirigidas a inversores especializados y las actividades de la banca comercial, dirigidas a la mayor parte de la población, que necesita de dichos servicios pero ignora la mecánica que hay detrás de los mismos.

Por supuesto que detrás de las cryptos hay una tecnología sobre las que se basa su desarrollo. Pero las DLT’s (distributed ledger technologies) son mucho más amplias que las cryptos y se están aplicando a múltiples campos, fuera de las mismas, que es dónde son útiles. Como señala el último informe del BIS, las cryptos necesitan su que su uso sea masivo para poder alcanzar algo de lo que prometen. Pero, por otro lado, la misma tecnología incentiva la aparición de nuevas cryptos y tokens lo que lleva a la fragmentación del ecosistema, porque es precisamente eso -la circulación- la que genera beneficios.

Muchas de las novedades para solucionar los problemas de las critpomonedas se basan precisamente en el abandono de su filosofía descentralizada

De hecho, muchas de las novedades para solucionar los problemas de las mismas se basan precisamente en el abandono de su filosofía descentralizada. Las stablecoins por ejemplo, buscan controlar las fluctuaciones de los precios buscando un ancla nominal, que puede ser una moneda (el dólar) o un conjunto de activos. Pero ¿qué sentido tiene que las cryptos, que beben de la descentralización, necesiten de un ancla nominal de una moneda fiat como el dólar emitida por un banco central para generar estabilidad?

Por otro lado, la escalabilidad, esto es, la capacidad de incrementar el volumen de transacciones, es uno de los grandes problemas de las cryptos. Por un lado los ideólogos prometen el uso generalizado de las cryptos, pero por otro, es realmente difícil imaginarlo debido a sus limitaciones. La validación descentralizada de las transacciones genera efectos de congestión y altas comisiones (las recompensas de los mineros). Esta característica -intrínseca al modelo de validación descentralizada- fomenta el uso de otras vías alternativas, fomentando, una vez más, la fragmentación del ecosistema. Adicionalmente, las alternativas a la validación descentralizada vienen por un lado de la reducción de la descentralización (Ethereum) o por otro, a la concentración en unos pocos validadores (los grandes tenedores de cryptos, proof-of-stake), socavando toda la filosofía sobre la que se sostiene este universo.

El límite al crecimiento de las transacciones con cryptos tiene que ver con el llamado trilema de la escalabilidad de Buterin

Al final, el límite al crecimiento de las transacciones con cryptos tiene que ver con el llamado trilema de la escalabilidad de Buterin, que establece que los sistemas descentralizados solo pueden alcanzar simultáneamente dos de las tres propiedades, descentralización, seguridad y escalabilidad. La seguridad se mantiene mediante los incentivos (recompensas de los mineros) y la descentralización, pero el mantenimiento de los incentivos genera congestión, lo que limita la escalabilidad y, por tanto, su utilizad como medios de pago para el público en general.

Por todo ello las cryptos no pueden ser ni serán nunca un medio generalizado de pago y son, fundamentalmente, un instrumento financiero altamente especulativo anclado en el proceso de financiarización de la economía.De hecho, el estallido de las modernísimas cripto responde perfectamente a la hipótesis de inestabilidad financiera de Minsky, formulada en 1977. El autor escribe su hipótesis en contra de la -hoy todavía- dominante hipótesis de los mercados eficientes poniendo en el centro de la generación de la crisis el sistema financiero y su relación con el sector real. Para Minsky la estabilidad de una economía capitalista es desestabilizadora. Así, describe la generación de una crisis financiera en tres fases. En un primer momento, la economía se encuentra en una situación de crecimiento, sin peligros inminentes. En esta situación, los bancos prestan dinero a proyectos de inversión con rentabilidades normales con las que los inversores pueden hacer frente al interés y al principal. Si aplicamos esta primera fase a las cryptos, podemos hacer un paralelo con sus inicios. Era 2009, y el universo crypto estaba altamente dominado por la voluntad de Bitcoin de ser una alternativa de pago digital anónima bebiendo de los ciberactivistas que tenían la privacidad como un elemento esencial de su lucha. Era un medio de pago anónimo. Recordemos, que el primer incremento de precios relevante fue debido a la crisis de Chipre, en 2012, dónde muchos capitales refugiados en este país acudieron en masa a comprar Bitcoin.

Minsky describe como esta situación de estabilidad y crecimiento genera unos beneficios que incrementan la confianza en el sistema, de forma que empiezan a aparecer actividades especulativas, esto es, préstamos para inversiones con mayores rentabilidades basadas únicamente en la expectativa de incremento de precios. En este momento se extienden las actividades de inversión de alto riesgo. La generación de beneficios amplía la oferta de préstamos sobre la base de activos cuyo precio está creciendo, apareciendo cada vez más actividades especulativas en una especie de círculo vicioso. Aplicado a las cryptos, esta etapa probablemente se active a partir de 2017, cuando Bitcoin alcanza los 10.000 euros, y la capitalización de todas las cryptos pasa de 11.000 millones a más de 600.000 millones de dólares, y los principales bancos empiezan a invertir y a crear sus secciones blockchain.

Minsky describe cómo los beneficios especulativos totalmente desligados de la economía real empiezan a necesitar rentabilidades más altas, que solo pueden generarse a través de esquemas de Ponzi

En la tercera y última fase Minsky describe cómo los beneficios especulativos totalmente desligados de la economía real empiezan a necesitar rentabilidades más altas, que solo pueden generarse a través de esquemas de Ponzi, es decir, inversiones que sólo pueden pagar el interés con nuevos préstamos. Es el momento justo antes del estallido. En las cryptos eran casos como TerraUSD y Luna que, bajo la apariencia de “stablecoins”, eran sistemas que sólo podían pagar sus rentabilidades mediante un uso masivo especulativo de la moneda. Recordemos que esta moneda ofrecía rentabilidades de hasta el 20%.

Y ahora qué

Ahora que la burbuja ha estallado, y que las pérdidas se diluyen entre los miles de pequeños “empoderados” inversores quedan los cadáveres en la playa. Ahora se podrá ver los elementos tecnológicos que tienen una utilidad real y que podrán seguir existiendo, frente a los miles de proyectos nacidos al calor de una burbuja. Se podía haber hecho de forma ordenada, pero se ha dejado, como siempre, que el mercado aplique su brutal lógica. Ahora vendrá la regulación, el tratar a las DeFis como actividades que tendrán que cumplir los requisitos legales de otros activos similares, controles a los emisores de stablecoins similares a los de los Money Market Funds, regulación prudencial, y salvaguardar el sistema financiero y a los pequeños inversores. Pero en el interludio, han perdido miles y ganado unos poquitos. Esta transferencia de activos desde los salarios al sector financiero que se produce en cada crisis financiera se podría haber evitado. Pero era funcional al sistema de generación de beneficios. Y por eso se permitió. Hasta la próxima burbuja.

MC

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *