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LUIS Y SU “IGUALDAD”

Narciso Isa Conde

Mentir no es de personas confiables, más cuando se trata de candidatos complacientes con el sistema establecido y los males históricamente acumulados, que en campaña no miden el significado de lo que dicen, asumiendo que el resto de la sociedad es tonta.

Además de casos como el de Leonel y Quique Antún, que mas corrupción, inequidades, abusos de poder, asociación con grandes capitalistas de aquí y del exterior, no le puede caber en su mochila de políticos insertados en el conservadurismo tradicional, los hay que desde la alianza con otros de calaña parecida (incluidos Wessin y los Vincho), y desde su condición de propietarios de grandes empresas y conexiones con la extrema derecha estadounidense y continental, se quieren presentar como auspiciadores de “un modelo generador de igualdad e institucionalidad”.

La palabra igualdad es de alto calibre y más en un país con el sistema de dominación establecido por una clase dominante-gobernante subordinada a los tutumpotes imperialistas y creadora del sistema de partidos vigente y las actuales reglas de juego constitucionales y legales. Y Luis Abinader y sus asesores lo saben.

El significado real de esa palabra no tiene cabida en un capitalismo dependiente, neoliberal y gansterizado como el dominicano…si no es confrontando desde una óptica

revolucionaria con sus protagonistas y beneficiarios resistentes a todo cambio que no sea solo de cara y colores de partidos, incluidas reformas menores.

Son más de medio siglo de re-colonización post invasión de EEUU en 1965, tres décadas de neoliberalismo y muchas más de corrupción de Estado, trujillismo y neo-trujillismo, convertidos en poder e institucionalidad Y a esa cruel realidad han servido el PRD y su derivada PRM, junto a los partidos derechistas opositores con los que vuelve a aliarse y junto a los oficialistas con que compite por el control de esa institucionalidad intragable.

A Luis no se le conoce pinta revolucionaria, ni siquiera reformadora, para enfrentar ese poder generador de enormes desigualdades. Es inconcebible, por tanto, verlo combatiendo o limitando el poder de los 10 grupos súper-ricos dominicanos (especialmente a sus guates del Grupo Vicini y asociados de ultramar: Busch, Guilliani, Pompeo…), a enriquecidos clanes militares y partidocráticos, y las voraces corporaciones estadounidenses-canadienses-europeas establecidas aquí.

Pero además –reduciendo indebidamente la palabra igualdad a los efectos de una política reformadora o a un “reformismo progresista” -lo que él representa es opuesto a cada uno de los componentes del diverso “progresismo” continental golpeado por EEUU y aliados: Zelaya, Lugo, Correa, Lula, Evo…

MC

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