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Rugidos de una crisis que trasciende el ámbito financiero y azota al orden global

Mónica Peralta Ramos

Fuente: Rebelión

En la Antigua Grecia, Platón atribuyó a Sócrates la creencia de que los cisnes sólo cantaban su melodía más hermosa al morir. Tiempo después, los romanos consagraron la leyenda y el misterio de un cisne que “sólo canta una vez, mientras muere” [1] se transformó en la metáfora de un momento único, cuando al llegar al final de la vida los seres humanos confrontan lo innombrable.

Desde hace un tiempo, un rumor atronador pugna por transformarse en el canto de un cisne. Sin embargo, los ciudadanos del mundo lo ignoran. Embarrados en el caótico devenir de una vida fragmentada al infinito, recelan, compiten entre sí y disputan hasta ensangrentarse por cuestiones cada vez más fútiles. El rumor, sin embargo, persiste y se empeña en escalar decibeles. Busca desentrañar el destino común de una humanidad que camina ciegamente hacia su propia destrucción. Hoy la estructura de poder global desparrama turbulencias que enhebran la pequeña vida de miles de millones de seres humanos. En el fragor de esas tinieblas, el poder global se desploma. Su canto ilumina al abismo y permite advertir que ha llegado el momento de la acción solidaria y colectiva.

Crisis financiera

Por estos días, un alto ejecutivo de uno de los fondos de inversión más poderosos del mundo, Elliott Management, advirtió que “los bancos centrales y los líderes políticos están encerrados en una trampa que ellos mismos han creado (….) El mundo marcha hacia la hiperinflación (…) un camino que lleva directamente al colapso social global y a las luchas civiles e internacionales”. Fundado por Paul Singer, y de activa participación en la especulación con títulos de la deuda, este fondo ha perdido ganancias en sólo dos de sus 45 años de vida. Este año, mientras el S&P 500 [2] cayó 19%, el rendimiento de este fondo creció 6.4% [3].

La voz de Elliott Management no retumba en el desierto. Otras voces se preguntan hacia dónde vamos. Entre ellas se destaca la de Nouriel Roubini. Habiendo anticipado la crisis financiera de 2008, Roubini advierte ahora que la situación mundial es más peligrosa: poderosas “mega-tendencias” interconectadas conforman el inicio de la Tercera Guerra Mundial. La inflación y la crisis financiera acosan a la economía norteamericana, que se encamina hacia una inminente y profunda recesión, al tiempo que crece la amenaza de serios conflictos geopolíticos. Estos fenómenos atentan contra la globalización y pueden significar “el fin de la economía global (…) derivando en una guerra global”. En este contexto de extremo peligro, “si los bancos centrales aumentan las tasas de interés, provocarán el default de corporaciones zombies, bancos en las sombras e instituciones gubernamentales” [4]. Si no lo hacen, alimentarán el fuego de una inflación descontrolada que llevará al eventual colapso del dólar. Así, todos los caminos parecen conducir a un resultado caótico.

En otras notas hemos analizado la trampa que encierra hoy a la Reserva Federal norteamericana (FED) ante una inflación internacional derivada en gran medida de la desarticulación de las cadenas de valor global, iniciada a partir de la guerra comercial con China y profundizada luego por la pandemia y la guerra en Ucrania. La Reserva utiliza la restricción monetaria y los aumentos de las tasas de interés como los utilizó en los ’70 para combatir la inflación. Sin embargo, el contexto actual es inédito: se parte de una tasa de interés cercana a cero para controlar una inflación que crece a un ritmo mucho mayor, en un contexto de endeudamiento de magnitud inédita. Se estima que con los aumentos ya concretados en las tasas de interés, el gobierno federal deberá pagar este año intereses por su deuda equivalentes a un 2.8% de su Producto Bruto [5].

El aumento de las tasas de interés pone en riesgo de implosión al endeudamiento privado y crea las condiciones para que estalle una crisis de liquidez que puede transferirse rápidamente al conjunto del sistema. La alta integración entre los grandes bancos norteamericanos a través de la tenencia de derivados [6] y el rol de estos últimos en la integración del endeudamiento global aumentan la fragilidad financiera. Esto último asomó recientemente en Europa con las crisis de derivados de productos energéticos y con la crisis de los fondos de pensión británicos. También acecha al mercado de letras del Tesoro norteamericano, y esta semana irrumpió en el espacio de las criptomonedas. La falta de liquidez del FTX (la segunda plataforma mundial de intercambios con criptomonedas), para cortar una salida de fondos, derivó en una debacle. Buscando liquidez, FTX aceptó ser comprada por Binance, su rival más poderosa con un capital estimado en 92.000 millones de dólares [7]. Un día después, Binance desistió de la operación y dejó al descubierto una compleja trama de transacciones Ponzi, que involucra a poderosos fondos de inversión, entre ellos BlackRock. La carnicería afecta ahora a todas las monedas cripto, incluida el bitcoin, y muestra el peligro de referenciarlas al dólar. Estos, sin embargo, son sólo algunos rugidos de una crisis que trasciende al ámbito financiero y azota al orden global.

Crisis energética

En las últimas décadas, el capitalismo global monopólico se ha expandido, aumentando la brecha entre el crecimiento de la deuda y el de la economía real, depredando recursos naturales no renovables de importancia estratégica para la acumulación del capital y la organización de la vida social y destruyendo la legitimidad de las instituciones y valores de la civilización occidental. La guerra en Ucrania sintetiza la crisis de la estructura de poder global y saca a la intemperie la existencia de una crisis energética cuya índole no es cíclica, sino estructural.

Durante décadas, la acumulación del capital y la hegemonía norteamericana en el mundo se basaron en la extracción y depredación de recursos energéticos no renovables y en el control militar y político de las regiones con las mayores reservas de los mismos. Esto ha derivado en la contaminación ambiental, la progresiva pérdida de productividad de los yacimientos energéticos convencionales y el aún más rápido agotamiento de la productividad de los yacimientos de petróleo y gas no convencional. Esos fenómenos son ahora visibles. Al mismo tiempo, las energías renovables no alcanzan a cubrir una demanda mundial de energía que crece incesantemente, y los Estados Unidos y los países más desarrollados de Occidente pierden influencia política sobre los principales países productores de energías no renovables. El reciente acuerdo entre Rusia e Irán para explotar las enormes reservas de gas de este país y conformar un cartel de productores de gas [8] marca un hito de importancia en la articulación de una nueva relación de fuerza en torno a la producción de energías no renovables.

En diciembre empezarán a regir las sanciones europeas impuestas a las importaciones de petróleo ruso, a sus fletes y a sus compañías aseguradoras. Estas medidas se suman al intento de los países más desarrollados reunidos en el G7 de colocar un tope al precio del petróleo ruso que se compre en el mundo. Sin embargo, esto último es rechazado por Rusia, por los principales países que importan su petróleo y por los países productores de petróleo agrupados en la OPEP. Así, la medida adoptada por el G7 tendrá escasa significación. Más aún, seguramente contribuirá a potenciar la triangulación comercial del petróleo ruso para ocultar su origen, con el consiguiente encarecimiento y volatilidad de precios que esto acarrea.

Recientemente, el titular de la Agencia Internacional de Energía advirtió que el mundo no puede prescindir del petróleo ruso [9]. Asimismo, los ministros de Energía de Omán y Qatar han alertado sobre el deterioro de la productividad registrada en los yacimientos de petróleo convencional [10]. Por estos días, el ministro de Energía de los Emiratos Árabes Unidos fue aún más claro: “El mundo no tendrá petróleo para siempre. Más allá de lo que podamos hacer para proteger la producción de petróleo, está declinando” [11]. Estos llamados de atención permiten vislumbrar la importancia creciente de la batalla por los recursos naturales no renovables y su impacto sobre la inflación internacional.

La primera víctima en esta batalla es Alemania, el dínamo de la economía europea. Hace poco, el secretario de Estado norteamericano admitió que el atentado terrorista contra los gasoductos NS 1 y 2 constituye una “oportunidad única” para cumplir el objetivo largamente perseguido por distintos gobiernos norteamericanos de sustituir el gas ruso por gas licuado norteamericano. Sin embargo, hoy se sabe que no hay país en el mundo que pueda sustituir al gas ruso en el mediano plazo y que Europa enfrentará varios años de extrema escasez energética. En este contexto, cunden las críticas de varios países europeos contra el gobierno norteamericano por el alto costo del gas licuado natural importado de los Estados Unidos [12], al tiempo que las entidades empresariales alemanas advierten que la economía de ese país se precipita hacia la desindustrialización [13] y proliferan en Europa las movilizaciones sociales contra la inflación y la pobreza energética [14].

Elecciones en Estados Unidos y política internacional

El recuento de votos no ha terminado, pero ya se sabe que el triunfo republicano no ha tenido la magnitud esperada: controlarán por pocos votos a la Cámara de Representantes. El Senado terminará de disputarse en diciembre con una nueva elección en Georgia. Se espera que, en cualquier caso, la diferencia de votos entre republicanos y demócratas será mínima. Los resultados electorales no alterarán el control que hoy ejercen los neocons sobre la política exterior y sobre el control de la información. En este sentido, la semana pasada, Joe Biden anunció que Elon Musk, el titular de Twitter, será investigado por su posible connivencia con potencias extranjeras y la FTC (Federal Trade Commission) ya investiga posibles violaciones de Musk a las regulaciones existentes. Esto, sumado al masivo retiro de fondos de publicidad por parte de las corporaciones que invertían en Twitter y a la presión creciente de los bancos que financiaron la compra de la compañía, ha llevado a Musk a anunciar la posibilidad de declarar la bancarrota si Twitter no logra autofinanciarse [15].

La visita reciente de Jake Sullivan a Ucrania, la apertura de una línea de comunicación con su par ruso y el retiro de las tropas rusas de la ciudad de Kherson y su repliegue hacia la rivera derecha del río Dniéper han hecho estallar una nueva ofensiva de la guerra informativa declarando la súbita derrota rusa. Sin embargo, hace más de tres semanas que las autoridades rusas comenzaron la evacuación masiva de civiles y el retiro de reliquias y monumentos históricos ante la inminente voladura de la represa Kakhovka, con el objetivo de inundar Kherson y la región al este del Dniéper, que es muy baja. En días pasados, luego de que misiles norteamericanos ocasionaran daños a la represa, el Ministerio de Defensa decidió evacuar las tropas concentradas en la región del este del Dniéper y establecer allí la línea de defensa. Al mismo tiempo, se sabe que las “tropas especiales” norteamericanas y de la OTAN están listas para entrar en Ucrania [16], y es posible que ahora se concrete este objetivo tratando de “congelar” el conflicto, como ocurrió en Siria.

 Argentina: cuando las Vacas Muertas se evaporan

Una delegación de embajadores de la Unión Europea visitó la semana pasada la región de Vaca Muerta buscando proveedores de gas licuado natural para los próximos 25 años. Fueron recibidos por el gobernador de Neuquén, Omar Gutiérrez, quien recordó que mientras otras cuencas están declinando, la Argentina ofrece una oportunidad única de desarrollo. Para ello se necesitan permisos de “carácter no interrumpibles”, definidos en un memorándum de entendimiento que ya se está elaborando en Bruselas [17]. Asombra, pues, que esta visita a Vaca Muerta y los trámites en torno al futuro de estos recursos no hayan dejado huella alguna en el escenario político local. Sin embargo, estos temas son de importancia crucial: los recursos naturales que el país posee brindan la oportunidad única de desdolarizar la economía e independizarse del Fondo Monetario Internacional (FMI).

La invisibilidad política de este tema no es casual. Es coherente con un Estado bobo que admite puertos y balanzas privadas para sus exportaciones, que no controla la sobrefacturación de importaciones, la subfacturación de exportaciones, la contabilidad “creativa” en cuestiones impositivas, y así sucesivamente. Es también coherente con una dirigencia política que no cuestiona los deberes que le impone el FMI, ni intenta modificar una matriz productiva dominada por monopolios con poder para desatar corridas cambiarias e inflación a piacere. Así, mientras la desglobalización abre oportunidades no vistas en décadas de historia argentina, la dirigencia perpetúa un modelo extractivista agroindustrial que nos ata a los caprichos de las multinacionales y de los grandes importadores y exportadoras.

En este contexto, el ministro de Economía presenta el acceso al tipo de cambio subsidiado para importaciones como el eje de un acuerdo con grandes corporaciones que permitirá mantener congelados los precios de varios productos por cuatro meses, al tiempo que moderará la remarcación de otros a un 4% mensual durante el mismo periodo. Estos Precios Justos arrancan con un ajuste inflacionario del 8% al mes de diciembre, que se suma a lo ya remarcado en este mes. Como el mago que saca el conejo de la galera, los Precios Justos ocultan que los aumentos ya pautados en paritarias son escalonados e irán corriendo siempre atrás de la inflación. Mientras tanto, los ingresos de los trabajadores informales se hunden cada vez más en el olvido y los movimientos sociales que no pertenecen al Frente de Todos salen a la calle para recordarle al gobierno que tiene que enviar alimentos a los comedores populares. Esto crea el caldo de cultivo para las divisiones en las organizaciones sociales, las estigmatizaciones y la pérdida de legitimidad del mensaje oficial.

Agitar espejitos de colores no abre el camino a la esperanza. Profundiza la tristeza y el desaliento y contribuye a que se multipliquen los mensajes de odio. No es pues casual que por estos días arrecie el embate del lawfare contra la Vicepresidenta y que se paralice la investigación judicial del intento de asesinarla. Para parar al embate hay que conectar el Ajuste del FMI con el lawfare y movilizar a la población tras medidas concretas que contribuyan a un verdadero desarrollo nacional e inclusivo.

Notas: 

[1] Ovidio, Metamorfosis, libro XIV: 320-390.
[2] Índice bursátil en el que cotizan las acciones de las corporaciones más grandes.
[3] marketwatch.com, 03/11/2022.
[4] zerohedge.com, 26/10 y 01/11/2022.
[5] zerohedge.com, 04/11/2022.
[6] Activos financieros complejos, que derivan su valor de otros activos.
[7] zerohedge.com, 09/11/2022; wsj.com, 09/11/2022.
[8] oilprice.com, 23/08/2022.
[9] oilprice.com, 25/10/2022.
[10] oilprice.com, 08/11/2022.
[11] rt.com, 06/11/2022.
[12] zerohedge.com, 11/11/2022.
[13] oilprice.com, 06/11/2022.
[14] zerohedge.com, 29, 31/10 y 10/11/2022.
[15] zerohedge.com, 11/11/2022.
[16] https://www.bitchute.com/video/VxyhMfIzg0yU/.
[17] econohournal.com.ar, 11/11/2022.
MC

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