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MATOS BERRIDO Y EL SUMIDERO ELECTORAL DEL PRM

Narciso Isa Conde

Partidos y candidatos presidenciales con posibilidades competitivas dentro del negocio electoral operan como sumideros de agua sucia y desperdicios tóxicos.

Atraen basura líquida.

Cada negocio, cada aspirante al cargo más relevante de un Estado corrompido y corruptor, se va conformando como recolector prominente de flujos contaminados y contaminantes.

No hay filtro que logre contener la porquería frente a la determinación de que “entren to”.

El sistema funciona así tras largos años de haber convertido la política en negocio, las elecciones en mercado, los partidos en empresas inescrupulosas y los grandes empresarios en inversionista en operaciones electorales de alta rentabilidad.

La única moral electoral para los protagonistas y beneficiarios de esa competencia por la impunidad dentro del negocio político es la amoralidad. Todo se puede, todo se vale sin apelación a escrúpulos.

Nada los avergüenza.

Nada los ruboriza.

Gobiernistas y opositores compiten en atraer basura, reciclada o sin reciclar, añeja o de reciente descomposición.

El mal, más que individual, es profundamente estructural y sistémico, y carece de frenos que impidan la precipitación de la escoria por la pendiente que conduce al sumidero que hace la colecta sin trampas selectivas.

Eso explica algo que algunos -no es mi caso- les asombra: la recepción con honores de Leonardo Matos Berrido (dentro de un conjunto vario-pinto) en las entrañas del sumidero electoral del PRM presidido por Luis Abinader.

El hecho se produce luego de un abrazo múltiple con Leonel y su pandilla morada.

No hay ignorancia en esas decisiones.

Hay esencias no perfumadas que permiten aceptar la compañía no solo de una las facciones mafiosas del dividido PLD, sino de un símbolo de la maldad histórica que presidió la Guardia Universitaria al servicio del tirano Trujillo, guarida de calieses responsables de innumerables asesinatos y torturas de estudiantes de la época.

Que recibe con sonrisas al feminicida impune en medio de la presente tragedia derivada del auge de hechos similares.

Al experto en corrupción y fraudes electorales.

Al esbirro intelectual que ha acompañado a Trujillo, Jhonny Abbes, Balaguer, Leonel y Danilo.

La acogida a lo sumo, además de indignación, provoca vergüenza ajena, confirmando que las opciones que brotan de estos 60 años de degradación de la política partidista no tienen forma de ser sustancialmente distintas entre sí.

No pueden ser de otra manera para obtener la gracia de las mafias políticas, empresariales y militares que lo catapultan al poder, ni para recibir ahora la bendición del presidente estafador de bienes raíces que encabeza el decadente imperio estadounidense, Donald Trump, a cuya recolonización se pliegan.

No tienen de otra en dinámica perversa, ni fibras para ser diferentes.

El mal se ha tornado endémico y hay que arrancarlo de raíz.

El único cambio real es el cambio radical pro-constituyente.

MC

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