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La cotización del dólar puede provocar crisis de deuda en cadena

Juan Torres López

Fuente: Rebelión

La subida de tipos de interés en Estados Unidos va seguida de una apreciación de su moneda que está reforzando la inflación en el resto del mundo y provocando graves problemas, sobre todo, a las economías ya de por sí más frágiles del planeta.

Como es sabido, la elevada inflación que se registra en Estados Unidos ha llevado a la Reserva Federal a subir los tipos de interés de manera acelerada.

La medida está siendo muy controvertida, pues muchos economistas consideramos que las subidas de precios las están provocando causas que no se van a resolver con tipos más altos, mientras que al subir estos se puede producir una recesión de consecuencias quizá peores que la inflación. Pero, con independencia de esto, la política monetaria de la Reserva Federal está produciendo otras consecuencias que pueden ser muy graves en el resto del mundo.

Cuando suben los tipos de interés en una economía, resulta más rentable colocar allí los capitales y eso atrae inversiones desde otras con tipos más bajos. Lógicamente, ese movimiento implica comprar monedas del país en donde los tipos han subido y por esa razón la cotización o tipo de cambio de su moneda se eleva.

Eso es justamente lo que ha sucedido en Estados Unidos en los últimos meses: paralelamente a las subidas de tipos de interés, este país se ha convertido en el mayor receptor mundial de inversiones extranjeras directas, como acaba de señalar hace unos días una publicación del Fondo Monetario Internacional (aquí). En consecuencia, la cotización de su moneda ha alcanzado el nivel más alto de los últimos veinte años.

A Estados Unidos le viene muy bien la apreciación porque registra un gran déficit comercial (1,18 billones de dólares en 2021). Cuanto más alta sea su cotización, más barato le resultará financiarlo y más fácil le resultará seguir manteniendo su posición privilegiada. Aunque lógicamente, no todos sus sujetos se beneficiarán de la misma manera: la apreciación perjudicará a los exportadores y a una buena parte de las grandes empresas pues las quinientas más grandes de Estados Unidos obtienen un 40% de sus beneficios exportando bienes o servicios, así que es posible que la apreciación del dólar no les convenga totalmente.

Los efectos más graves de la apreciación del dólar se producen en el resto de los países. Y puesto que esa divisa es la que se utiliza en el 48 % de los intercambios que se realizan en el mundo, pues puede decirse que influye directamente en casi toda la economía mundial.

En primer lugar, la apreciación del dólar afectará a la baja al comercio mundial pues una gran parte de él se cotiza en dólares y será más caro pagar las transacciones comerciales en esa moneda.

En concreto, eso es lo que ocurrirá con bienes que tienen un peso muy grande en el gasto de todas las economías, como el petróleo y buena parte de los alimentos básicos, como el trigo, además de otras muchas materias primas estratégicas.

Por lo tanto, en segundo lugar, un dólar apreciado hará que suban aún más los precios en los países que necesiten dólares para adquirirlos en los mercados internacionales. Va a reforzar las subidas de precios en casi todas las economías.

En tercer lugar, al subir el tipo de cambio de dólar costará más devolver las deudas que estén nominadas en esa moneda, lo que sucede actualmente con algo más del 40 % del total. Si se tiene en cuenta que en 2023 vencen deudas por valor de 660.000 millones de dólares y en 2024 de 631.000, es fácil imaginar el incremento de coste que se va a producir.

Es por todo esto que la inmensa mayoría de las economías está siendo afectada negativamente con la apreciación del dólar y tratan de hacerle frente a través de dos vías posibles: vender las reservas de dólares que tuvieran sus bancos centrales, para hacer que baje su cotización; o subir también los tipos de interés, para atraer capitales y apreciar su moneda.

A diferencia de lo ocurrido en otros momentos, muchos de los países que se saben potencialmente afectados por la apreciación del dólar habían hecho acopio de esta moneda y la están vendiendo. Esta vía, sin embargo, puede ser un paliativo momentáneo, pero no una solución definitiva si la subida del dólar se mantiene durante algún tiempo. Y además no todos los países disponen de reservas suficientes, de modo que la mayoría ha tenido que soportar la depreciación de su moneda sin poder hacer nada.

De momento, aunque la depreciación ha sido mayor en las monedas de países más ricos, el efecto más dañino se está produciendo en los más pobres por varias razones.

Si optan por subir los tipos de interés deberán hacerlo en mayor medida que Estados Unidos y eso disminuirá el consumo y la inversión internos, de modo que caerá la actividad económica. Un estudio reciente de Maurice Obstfeld y Haonan Zhou ha calculado que una apreciación del 10 % del dólar conlleva de promedio una caída de 1,5 puntos porcentuales en el PIB de los países emergentes o en desarrollo.

Además, como he dicho, su deuda externa se está incrementando extraordinariamente. Ya hay muchas economías que tienen comprometida la mayor parte de su gasto público en pago de intereses, de modo que no pueden atender necesidades sociales básicas. Algo que irá a mucho peor en los próximos meses.

A todo esto hay que sumar que la apreciación del dólar produce, por todas estas razones, un incremento de la volatilidad al mismo tiempo que libera una gigantesca liquidez en los mercados financieros, lo que está exacerbando la especulación en todos ellos, agravando así la subida de precios, la insolvencia y la carencia de capitales para las inversiones reales más urgentes.

Solo un milagro en forma de actuación coordinada de las grandes potencias con los organismos internacionales podrá evitar que se produzcan numerosas y sucesivas crisis de deuda en muchos países y que su población sufra extraordinariamente a causa de carencias alimentarias y de otros productos básicos. Algunos de ellos, como Sri Lanka, Líbano, Ghana, Surinam, Zambia, Etiopía, Burkina Faso, la República del Congo, Mozambique, El Salvador Egipto, Nigeria, Pakistán y Ghana…, por mencionar solamente a algunos, ya han empezado a padecer las consecuencias del desorden en el que vivimos.

De hecho, ya se está produciendo en el planeta una crisis alimentaria sin precedentes y que algunos organismos internacionales califican como la mayor de la historia moderna.

Es evidente que la apreciación del dólar no es la causa exclusiva de esto último pero el hecho de que no dispongamos de reglas ni mecanismos de corrección para evitar el daño que a veces producen los mercados llevados por animal spirits en busca de ganancia, me parece una clara demostración de que demasiadas cosas funcionan mal en este planeta.

MC

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