Narciso Isa Conde
Hay izquierdas del siglo XX que han dejado, o van dejando de serlo, convirtiéndose en un bicho raro: “izquierdas de las derechas”. Pero hay otras que procuramos reafirmarnos como tal y renovarnos, radicalizándonos en el mejor sentido. Existen también nuevas izquierdas y nuevos movimientos sociales politizados que las expresan.
Esto ha quedado especialmente develado en esta coyuntura electoral del 2020.
Hay, además, mucha izquierda sin organización, sin partidos; y muchos sectores, que en los hechos son de izquierda, aunque no se asuman como tales.
La debilidad es la dispersión, la falta de un cauce o referente unificador con una propuesta política atractiva, .movilizadora, conectada con una estrategia antiimperialista y anticapitalista, que rearme y remoce el proyecto socialista a partir de las lecciones que arroja el colapso del denominado “socialismo de Estado euro-soviético.
La propuesta inmediata está en construcción y la llamamos Cambio Radical pro-Constituyente, Ella implica privilegiar la vía de calle, no la institucional-electoral, apuntando hacia la ruptura o colapso de esta institucionalidad. Creando, desde la conciencia de soberanía del pueblo movilizado, un Poder Constituyente capaz de desmontar el Poder Constituido y abrir una transición transformadora, Que desde un nuevo liderazgo colectivo y un gobierno provisional, convoque una Asamblea Constituyente conformada por una nueva mayoría político-social.
A esa Constituyente le tocaría elaborar una Nueva Constitución, contentiva de las características de la nueva institucionalidad, sus componentes, normas y métodos para conformarla; y de concretar los ejes programáticos a tono con los cambios estructurales a realizar. Todo esto mediado por un gran debate nacional y una libre discusión al interior de la Asamblea. Y entonces, sobre esas nuevas bases constitucionales, se convocarían nuevas elecciones
La fuerza de izquierda impulsora y articuladora de la nueva mayoría podría surgir de la parte más calificada, consciente y organizada dentro de un gran torrente de luchas nutrido fundamentalmente por jóvenes, mujeres, ambientalistas y trabajadores/as, abrazados a la propuesta del Cambio Radical. La pienso como amalgama de memoria revolucionaria, experiencia, militancia, juventud, intelectualidad de izquierda y sujetos populares politizados.
Esa nueva fuerza, antes de lograr apoyo en las urnas, deberá lograrlo en la sociedad, protagonizando luchas y rebeldías populares que desmonten el poder constituido y posibiliten convocar la referida Asamblea un Constituyente, procurando crear nuevas normas que garanticen elecciones democráticas y superen el sistema excluyente y tramposo imperante por décadas.
Las debilidades a superar no han sido -ni son- exclusivamente electorales, menos podrían referirse solamente a decisiones propias de las izquierdas en esa vertiente, sin tener en cuenta los regímenes políticos impuestos y la construcción de la propuesta para reemplazarlo y crear lo nuevo