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PODER CONSTITUIDO Y PODER CONSTITUYENTE

Narciso Isa Conde

En el Poder Constituido de nuestro país, cuyo andamiaje constitucional-institucional está basado en la Constitución del 2010, predomina el consorcio PLD bajo control del danilismo; en la actualidad sumamente debilitada por el salto del leonelismo a la oposición y, sobre todo, por un enorme rechazo popular que electoralmente capitaliza el PRM.

Está todavía vigente -aunque bastante maltrecha por las formidables luchas libradas- una especie dictadura política constitucional mafiosa montada sobre una dictadura de clase conformada por un capitalismo gansterizado, trasnacional y local, que también tutela al bloque opositor encabezado por el PRM y la FP de Abinader y Leonel.

Ese bloque de partidos tradicionales de oposición es predominantemente conservador, neoliberal, subordinado a EEUU y degradado por las prácticas de corrupción y el ejercicio de la política como negocio.

Eso bloque está en ascenso electoral y aspira a reemplazar al PLD danilista como fuerza determinante en el seno de las instituciones del poder constituido, pero todavía sigue bloqueado por el poder estatal que ejerce el el danilismo en decadencia.

ESA PUGNA SE HA AGUDIZADO Y HA METIDO EN CRISIS LAS INSTITUCIONALIDAD VIGENTE, aumentando las posibilidades de que el PLD danilista sea derrotado y desplazado.

El sistema tradicional de partidos, altamente desacreditado y emplazado por la indignación del pueblo (primero por MV y ahora más aun por la INDIGNACION JUVENIL MASIVA), no contempla en absoluto reemplazar el Poder Constituido mediante un Proceso Constituyente.

Todo lo contrario.

Esos partidos se aferran a las instituciones y a la Constitución establecida, confirmando así que el Poder Constituyente no puede surgir de las entrañas del Poder Constituido que siempre se resiste, con la clase dominante y el poder imperial a la cabeza, a ser reemplazado.

Se aferran a prolongar un ciclo de falsa democracia y alta degradación por el cumulo de corrupción impune, que luego de 55 años de existencia destilando dolor y pus, da clara señales de agotamiento.

No hay ahora vía constitucional, no hay ruta institucional para garantizar democracia, justicia, soberanía y derechos sociales. Las cuotas de los llamados sectores progresistas dentro de ese orden constitucional más que servir para cambiarlo, han servido para tornarlos a ellos más conservadores.

Es claro la superación de esta tragedia política y social no pueda hacerse bajo este régimen constitucional; que las transformaciones que denominamos CAMBIO RADICAL no se puedan lograr a través de las instituciones, las leyes y los mecanismos electorales vigentes.

· VÍA DEL PROCESO CONSTITUYENTE.

La vía del proceso de desmonte del Poder Constituido y reconstitución del Estado dominicano es necesariamente extra-institucional, fuera de la Constitución pervertida y corrompida, al margen de las leyes orgánicas que sustentan y reproducen sus instituciones electorales, judiciales y congresuales y ejecutivas, sus funcionarios delincuentes y su sistema tradicional de partidos corrompidos y corruptores.

Aunque no sea fácil de admitir, y resulte una tarea de envergadura, la verdad debe ser dicha y asumida: se necesita una ruptura del orden institucional actual para superar el pasado y el presente oprobioso.

Esto, en lo inmediato, requiere que las protestas multitudinarias impongan la destitución de la JCE y sus suplentes, para que el pueblo soberano sienta que él puede cambiar las partes y el todo; combinándolo siempre con el reclamo de la destitución de Danilo como cabeza de este Estado delincuente, abusador, empobrecedor.

A las fuerzas transformadoras, incluidos los movimientos sociales y políticos con autoridad bien ganada, les toca construir poder constituyente desde el ejercicio de la autonomía y la soberanía del pueblo movilizado y demandante; imponiendo desde las calles conquistas y victorias parciales… hasta producir la ruptura del Poder Constituido y abrirle ruta a un Gobierno Provisional Democrático que convoque una ASAMBLEA CONSTITUYENTE ampliamente participativa, que con el aporte de los movimientos sociales en lucha elabore la Nueva Constitución, mediante un debate profundamente democrático.

Procede, además, estar muy alerta y en actitud de lucha frente al intenso y creciente intervencionismo estadounidense, los pactos entre las elites y las mediatizaciones con que los paridos tradicionales pretenden salvar el sistema decadente y podrido, mediatizando la salida política a este impasse y prolongando su degradante crisis de decadencia.

MC

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