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CARTA PÚBLICA AL DOCTOR RAMON ANTONIO VERAS- NEGRO

José Antonio López (El Che)

Permítame empezar así: “Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero los hay que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles.” Bertolt Brecht.

Doctor Veras, porque siempre lo he creído uno de esos seres imprescindibles en su paso por la vida, le dedico y empiezo con lo expresado por este gran dramaturgo y poeta aleman, uno de los más influyentes del siglo XX.

Doctor, desde mi adoslecencia usted, conjuntamente con otros jóvenes de la época fue o fueron esa llama inspiradora que, unos años más tarde constribuyeron a forjarme como luchador revolucionario.

Así que vale recordar ahora que quizás y sin quizás, la vida que es una sucesión de sucesos sucesibles hizo que luego fuera ese mismo Negro ya graduado de doctor en derechos, fuera quien de manera brillante, y en razón de una primera acusación injusta y temeraria en mi contra, tomará la rienda de la libertad y la justicia en mi favor, logrando devolverme al seno de mi familia y de mi país aquel 3 de febrero de 1972 desde la carcel de San Cristóbal donde había sido recluido en declinatoria, acusado falsa e injustamente del asesinato del undonoroso capitán Salvador Vinicio Polanco, hecho en el que usted demostró su reciedumbre moral cuando no se amilanó ni me abandonó cuando por mi defensa y las de muchos jóvenes de la época fuera sometido a todas clases de vejamenes y acosos por parte del gobierno balaguerista y su policía política.

No fueron una ni dos las veces en que usted puso en riesgo su seguridad y la de su familia para recorrer cientos de kilómetros en busca de la justicia para mí y otros presos políticos; resaltándose el hecho de un intento de asesinato en su contra el 1ro de mayo de 1972, a solo a 3 meses de haber logrado mi libertad.

No se amilanó nunca, pues recuerdo que tres años más tarde usted volvió y subió a estrado cuando en 1975 esa misma policía que en 1972 intentó asesinarlo lanzándolo de la segunda planta del Sindicato de Albañiles, esa misma policía me acusó de que una guanábana que mi hermana mandó conmigo para hacerle una champola a mi madre, la policia me detuvo y me hizo un expediente de que dicha guanábana era una bomba de niple con la cual yo atentaría con la vida del presidente Balaguer.

Usted se constituyó nueva vez en mi abogado y 8 meses después logró mi descargo, pero a pesar de ese logro mi libertad fue desacatada, sacándome de madrugada de la Fortaleza San Luis con fines inconfesables, enfrentándose usted con el entonces fiscal capitán de la policia Pallan Pepen, a fin de que respondiera por mi paradero. Esos hechos ponían y ponen aún más de relieve su condición de ser un pro-hombre probado en la lucha por la libertad y la justicia, por La Paz y el bienestar del género humano.

Ahora demostrando aún más su condición de hombre inconmensurablente sensible, frente a este mal cancerígeno terrible que me afecta, su mano solidaria no se ha hecho esperar, poniendo su brillante pluma de intelectual para pedir al Presidente de la República señor Luis Abinader Corona que acuda en mi amparo y aunque le remitió una carta personal a dicho presidente no ha sido respondida ni siquiera por cortesía hacia un hombre de su condición moral.

De todas maneras…

Gracias Doctor Veras, mi querido Negro, luchador y vencedor de grandes batallas, muchas GRACIAS!!

Termino para satisfacción mía frente a mi país que me quiere diciéndole a usted y a todos y todas que no me rendiré ante este mal, seguiré batallando y cómo Fucik en su reportaje al pie del patibulo seguiré repitiendo que “He vivido por la alegría, por la alegría he luchado, no quiero que jamás la tristeza se una a mi alma!!

MC

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