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RD: DOS PAÍSES

Narciso Isa Conde

Uno es el que nos presentan los creadores de imágenes  y artífices de la  post-verdad: medios de comunicación del sistema,  voceros de la partidocracia tricolor que echó al pueblo pozo, grandes capitales que invierten en el negocio de la política y el mercado electoral, lavadores de dinero de la corrupción y noticias mentirosas, clanes que se benefician del crecimiento de la economía y empobrecen material y espiritualmente a nuestro pueblo.

Es el país de la “postmodernidad” capitalista  experta en crear fantasías a partir de medias verdades y  mentiras. Con presidentes, ex-presidentes, candidatos, congresistas, jueces, árbitros, mediadores, jerarcas religiosos, bocinas, empresarios, políticos, diplomáticos, generales y  oligarcas enriquecidos  a costa del “todo se vale” y el “na es na”, que por demás menosprecian la indignación colectiva en gestación.

 País en el que a la dictadura constitucional se le llama  democracia, al régimen de impunidad: sistema judicial, al matadero electoral: elecciones, a  votaciones pervertidas: sufragio libre, a estadistas y políticos delincuentes: líderes, a las clientelas partidistas: apoyo  popular, al saqueo minero y la depredación ambiental: desarrollo, a la comida basura: alimentos basura, a los fármacos venenos: salud…

País donde se medica por TV-radio, se ofertan sonrisas odontológicas, se vende  belleza y sexo, se victimiza la mujer por ser mujer y se usa la ternura de la niñez para propagar mentiras y comercializar estafas.

País imaginario, irreal, mediático, virtual… distinto y muy diferente al que vive y sufre una gran parte del pueblo: al de la ciudadanía que percibe el engaño.

 Cierto, además del país que se  superpone a la mayoría de la sociedad a base de papeletazos, falacias y opresiones decadentes, existe otro, y no por suerte, sino por lucha y conciencia acumulada.

Existe el del pueblo llano y  capas medias que decidieron hacerle el “fo” a la dictadura corrupta disfrazada de democracia; y desprecian a Leonel, Danilo, Hipólito y sus comparsas, y que no le hacen caso a Abinader porque lo ubica en la misma clase junto a similar partidocracia.

 Ese es el país del pueblo verde, que movilizado despertó enormes simpatías y logró penetrar  las encuestas  dejando claro que el 86 % no confía en los partidos ni en el Congreso, el 80 % rechaza al gobierno y el 70 al empresariado.

El país que ahora desinfló, juventud a la cabeza, el simulacro electoral y erosionó las encuestas danilistas. Realidad insoslayable que sirve de base sólida para repudiar e ilegitimar la tragicomedia electoral del 2020 y potenciar el cambio radical.

MC

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