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¿La juventud es el futuro? Sus salarios podrían bajar (más) durante 15 años

Federico Grom

Fuente: Kaos en la Red

Para la juventud de la generación llamada ’milenials’, que llevan dos crisis económicas en menos de diez años y dos reformas laborales, antes de que esta llegue a los treinta años, se dibuja un futuro sombrío. Según Marcel Jensen, investigador de Fedea y coautor del informe «Perdidos en la recesión: el empleo y los ingresos de los jóvenes en España» presentado esta semana, este sector sufrirá lo que llaman “efecto cicatriz de las recesiones”.

Estas dos crisis golpearon duramente en los dos pilares de la economía en donde la juventud esta sobrerrepresentada. La construcción, con el estallido de la burbuja inmobiliaria y los servicios con el Covid. Las reformas laborales, tanto la de Zapatero como la de Rajoy empeoraron particularmente la situación de este colectivo. Algo que Sánchez y su gobierno de coalición con Unidas Podemos, no solo no mejoraron a pesar de sus promesas de derogar la reforma laboral, sino que se proponen profundizar en lo inmediato, a pedido explícito de Bruselas.

El futuro de la juventud

Para la juventud entrar hoy en el mercado laboral es una auténtica pesadilla. Con un 40% de paro juvenil no podía ser de otra manera. La poca experiencia laboral y la alta exigencia de las empresas en este apartado suponen un verdadero escollo. Pero una vez lograda la tarea titánica de ubicarse del otro lado de la estadística, se está lejos de alcanzar algún grado de “bienestar”.

Trabajo a tiempo parcial, contratos temporales y de obra y servicio son el premio para la “generación más formada de la historia” que en los últimos 40 años redujo 45 puntos la tasa de abandono escolar y multiplicó varias veces la de titulados universitarios.

Los salarios percibidos, a pesar de la última “gran” subida del salario mínimo, son en buena parte el porqué del fenómeno conocido como de los “trabajadores pobres” que golpea especialmente a la juventud y los inmigrantes, así com también a las mujeres trabajadoras. Es decir, quienes a pesar de tener un trabajo, no superan el umbral de la pobreza.

El salario real en 2019, para los que tenían entre 18 y 35 años, es entre un 26% y un 50 % menor que el que tenían los jóvenes de la misma edad en 1980. Según el mismo informe, refiriéndose a la situación de la juventud en el Estado español concluye que “Sufren en todos los frentes: tienen tasas de empleo muy bajas, tasas de temporalidad muy elevadas con una enorme rotación de empleo, y salarios bajos”, incluso empeorando por mucho la media de la Unión Europea en cada uno de estos. Una acumulación de desventajas que amenaza acompañarlos el resto de sus vidas.

La inestabilidad y la intermitencia laboral, los bajos salarios, la falta de crédito y la subida de los alquileres se erigen como una barrera para independizarse que pocos pueden superar.

La falta de movilidad producto de los confinamientos a múltiples niveles, ha influido negativamente en varios planos en especial para la juventud de la clase trabajadora como son las relaciones interpersonales, el acceso a la cultura y el ocio, dando pie así trastornos de todo tipo.

Sin dudas, que el suicidio como vía de escape de una situación angustiosa sea la segunda causa de muerte en el grupo de edad entre los 25 a los 29 años, tiene que ver con esta realidad de conjunto y sus desalentadoras perspectivas.

Criminalizada durante la pandemia para encubrir la falta total de un plan serio y un verdadero crimen social, y reprimida por reclamar derechos y protestar frente a la falta de libertades, la juventud es una reserva de rebeldía que puede dar impulso a las fuerzas sociales necesarias para revertir el panorama que los gobiernos al servicio de los capitalistas preparan para las mayorías.

¿La juventud es el futuro?

Como se suele decir, la juventud es el futuro, por lo menos generacionalmente. Pero ser joven, es una condición que no escapa a las contradicciones sociales y se configura así como un movimiento o segmento interclasista. Incluso, afectado por la polarización política, es decir en disputa. En especial cuando la extrema derecha empieza a hacer pie en algunos de sus sectores.

No podemos confundir el futuro que preparan los capitalistas para la juventud, con el que ésta debe pelear para conquistar una vida que merezca ser vivida. Y para transformar la apatía y la depresión en rabia. Si transforma su rebeldía en radicalidad, acción y organización, la juventud tiene la capacidad de actuar como un engranaje que ponga en movimiento la fuerza de la clase trabajadora, necesaria para acabar con este régimen y este sistema.

Es necesario contribuir a construir una juventud que apoye activamente las luchas de la clase obrera y de los nuevos procesos de organización de la juventud trabajadora ayudando a superar las actuales direcciones sindicales. Que pelee contra los obscenos privilegios de la monarquía y el régimen que la sostiene. Que luche contra su propio imperialismo, el expolio y la injerencia económica, política y militar en otros países. Que pelee contra la represión y a favor de las libertades democráticas y en consecuencia se pronuncie de forma incondicional a favor del derecho de autodeterminación de los pueblos. Que enfrente el racismo y a la extrema derecha, sin caer en apoyar el “mal menor” que nos desarma para construir una alternativa de trasformación revolucionaria de la sociedad.

En definitiva, una juventud que junto a la clase trabajadora tomen las riendas de su futuro.

MC

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