Pensamiento Crítico

Los mitos griegos al alcance de todos

Iñaki Urdanibia

Fuente: Kaos en la Red

Afirmaba el filólogo, historiador de las religiones y antropólogo francés Georges Dumézil que «Un país sin leyendas se moriría de frío; un pueblo sin mitos está muerto». Desde luego en el mundo clásico existían en abundancia las figuras e historias mitológicas, que, en cierta manera, vertebraban la sociedad al dotar a sus componentes de una serie de creencias, difundidas muchas veces por vía de canto y el poema, que les unían…por medio de ellas se ha mantenido que plasmaban un modelo lógico que trataba de dar cuenta del devenir del mundo, desde sus momentos fundacionales hasta su presente en su desarrollo genealógico. Diferentes teorías se han ofrecido con respecto al carácter de los mitos, su función y su papel en las sociedades. Ciertas teorías han mantenido que se podría establecer una estructura subyacente –a modo de estructura- a nivel universal que luego se encarnarían de manera particular según las diferentes geografías y culturas, lo que significaría que se podrían establecer ciertas reglas que seguirían el modelo del lenguaje. Otros en terrenos menos teóricos y más descriptivo se han dedicado a exponer las diferentes historias, que en el caso que nos ocupa, el mundo clásico griego y romano, Pierre Grimal, Robert Graves, Carlos García Gual, Marcel Detienne, Pierre Vidal-Naquet, Jean-Pierre Vernant, etc., si bien los últimos nombrados no se abstuvieron a la hora de centrar su mirada en la interpretación de los mitos.

El caso que me ocupa es, acaba de ver la luz, una obra de Fermín Bocos, editada por Ariel: «Zeus y familia. Dioses, héroes y templos» que sigue la norma de enseñar deleitando. No es la primera vez que el escritor y periodista se asoma a estos andurriales, recuerdo un libro editado por Plaza y Janés, hace algo más de una veintena de años, El libro de Michael, que ponía al alcance de los jóvenes, y no tan jóvenes, las informaciones presentes en las obras de Homero, con visita a los lugares de los relatos; si en aquel caso se recomendaba la lectura a los jóvenes, diré al pasar que en mis tiempos de docente utilicé con provecho dicho volumen, ya que la soltura de la prosa exhibida por el autor hacía aconsejable la lectura por la claridad expositiva y por la certera información ofrecida. En el caso que provoca este artículo, Fermín Bocos da muestras de claridad que se combina con un fino humor que funde el pasado con referencias al presente, y con el subrayado de la presencia de los personajes de la mitología visitada en el arte: escultura, pintura, música, literatura, poesía, teatro, ópera, vocabulario de la ciencia y la política, etc., etc., etc., lo que hace ver que las figuras de estas historias antiguas siguen vivitas y coleando, como fuente de inspiración.

Las fuentes fundamentales de las historias de los dioses y los héroes y de otros seres fantásticos, en Grecia, eran Homero y Hesíodo, que podrían ser considerados autores de unos textos que servían de manuales de transmisión que se utilizaban por aquellos lares, que no contaban con libros sagrados ni con sacerdotes como intérpretes de tales, a lo que se ha de añadir que los dioses que por tales historias pululaban/pululan eran humanos, demasiado humanos, lo que hacía que resultasen familiares a los humanos, ya que su cercanía se daba en su carácter combativo, vengativo, capaces de traicionar, zancadillear y encornudar a quien fuese menester con tal de satisfacer sus pasiones…desde luego nada que ver con los seres perfectos, puros, sabios y bondadosos en grado infinito de otras leyendas y creencias (aunque, por ejemplo, en la Biblia abunden la venganza y los crueles castigos, impuestos por Yavé, a hijos por lo que han hecho sus padres; los incestos, las destrucciones a sangre y fuego, etc.); lo que distinguía a los dioses de los humanos era su poder, lo que hacía que los humanos anduviesen con cuidado ante la eventualidad de cruzarse con algunos de dichos seres poderosos, como explicase con nitidez Paul Veyne respondiendo a la pregunta de si creían los griegos en sus dioses.

No cabe duda de que la huella de la Grecia clásica es alargada, y cambiando lo que se haya de cambiar, sigue presente, de uno u otro modo, en nuestro hoy, no siendo aquello más que el prólogo para una interpretación cabal del presente, según sentencia Fermín Bocos. Ya en Grecia los mitos y leyendas fueron el preámbulo de la filosofía, y de la democracia..si bien se ha solido poner el acento en el tajante paso del mitos al logos, sin tener en cuenta que el mismo Platón recurría una y otra vez al uso de diferentes mitos para exponer sus teorías.

La lectura de la obra de la que hablo es de lectura ágil ya que penetramos en un mundo de aventuras, peleas, golpes de estados entre dioses y los hijos de éstos, y con tales tonalidades avanzamos desde los tiempos fundacionales con Gea, Cronos (el Saturno romano), Zeus (Júpiter romano), el Hades y sus condenados, y todos los demás, para ir viendo desgranadas las diferentes historias, que nos llevan a la Edad de oro y luego a Orfeo, Eurídice, Pandora, y los dioses Apolo y el díscolo Dioniso (Baco romano), estos dos últimos figuras conceptuales enfrentadas por Nietzsche para expresar la dualidad de los humanos, a la virgen Atenea, a Héfesto (el Vulcano romano), Hércules (el Heracles romano), Hermes, las Amazonas, Eleusis y sus misterios, el flautista Pan, y los escenarios que hacen que visitemos las ruinas, ayudados por la labor de la arqueología y del viajero y autor de la obra, Fermín Bocos; el periplo acaba por los pagos de Troya, Ítaca, etc., siguiendo los pasos y la navegación de Ulises, y con derivas por Egina, Sicilia, Creta, Delos, … Las mentadas referencias artísticas, de las que se ofrecen los lugares en los que pueden ser contempladas- florecen en los nombres de Tiziano, Jacob Jordaens, Rubens, Rembrandt, Boticelli, Bernini, Goya, Velázquez, Waterhouse, Lorenzo Costa el Viejo, Bouguerau Pierre Guerin, Gustav Klimt, o…las composiciones de Mozart, Gluck, Vivaldi, Offenbach, Henry Purcell …y las narraciones de los Sófocles, Esquilo, Eurípides, Aristófanes, Virgilio, Ovidio, sin obviar las vías interpretativas del psicoanálisis, Sigmund Freud, Carl Jung o Erich Fromm…Dándosenos a conocer, igualmente, la potencia de algunas mujeres, los restos de algunas leyendas en diferentes frontispicios, y la influencia del horóscopo, que bautiza las constelaciones con nombres tomados de algún dios o personaje mitológico, al igual que sus nombres encabezan diferentes exploraciones espaciales, o las letras griegas presentes en la denominación de enfermedades, virus y otras yerbas: ¡ómicron!, por no hablar de la huella en el lenguaje cotidiano, cerca queda pandemia, cuyo origen es claro, y hasta el nombre del continente en el que vivimos; Grecia lo empapa todo; decía el poeta Shelley que todos somos griegos, y en este orden de cosas la huella grecorromana se palpa en ciertas festividades del cristianismo, que las tomó en préstamo otorgándoles otros significados más píos. Y conocemos muchas geografías, historias y personajes más: los argonautas, Quimera, Artemisa, Cadmos y Armonia, Artemisa (la Diana de los romanos), al médico par excellence, Hipócrates, etc., etc., etc., y se constata que los griegos viajaban por el Mediterráneo, con sus dioses y su koiné, dejando sus huellas en los lugares a los que llegaban, lugares que son visitados por el incansable Bocos La obra se completa, en los apéndices finales, con unos orientativos árboles genealógicos y una útil bibliografía.

La presentación está perlada con incursiones, destacando las similitudes, más bien ciertos aires de familia, entre los hechos narrados, por ejemplo en el campo bélico, con hechos del presente, lo que unido al tono ya reseñado hace que el atractivo de la obra resida en su actualidad, salpimentada con guiños de complicidad humorística, que facilita más si cabe el acercamiento a aquel mundo que muchas veces, por no decir siempre, se desatienden de manera creciente en los planes educativos en los que las humanidades se esfuman con la misma velocidad que Aquiles, el de los pies alados.

El denominador común que Fermín Bocos deduce de estas historias, confrontadas con las de la actualidad, es que la humanidad se mueve en unas constantes que, de uno u otro modo, están presentes en todos los tiempos en que la tierra ha sido habitada por ese ser tan extraño…el ser humano, al que Prometeo, alzándose contra todos los dioses del cielo y de la tierra, entregó el fuego, hurtado a Zeus, y con él, la conciencia de sí de los humanos,…

MC

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