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¿EXISTE UNA BURGUESÍA NACIONAL? (1)

Faustino Collado

Desde que el modo de producción capitalista se extendió a amplias zonas del planeta se aceleró la acumulación industrial y financiera, surgiendo el fenómeno ecónomico y político nombrado por los marxistas como imperialismo. Este imperialismo supone que el capital, visto como local, y sus dueños, las burguesías locales o de cada país, se entrecruza, asocia, fusiona, haciéndose cada vez más internacional, más grande e influyente. De ahí surgieron grandes corporaciones, las multinacionales y transnacionales. Algunos países lideraron ese fenómeno, siendo cabezas de la hidra del imperialismo, y, una gran parte de las burguesías del mundo se hizo lo que en América Latina se conoció como dependientes (para exportar, importar, de los préstamos, de la tecnología, etc.).

La “subrogación”, dependencia del capital local no excluyó a que una parte de ese capital se esforzara por hacer valer intereses locales, frente al robo, engaño y trato desigual del capital internacional. La defensa de determinados intereses por el capital local (políticas tributarias, financieras, para promover la inversión y los negocios), es lo que lleva a convertir esos intereses, aunque no todo sea valedero, en intereses nacionales y a la burguesía que lo lideró en burguesía nacional.

El siglo XX fue testigo de muchas acciones de esa burguesía nacional o de sectores dentro de ella que propiciaron o fueron parte importante de los llamados frentes nacionales, de las revoluciones democráticas burguesas, algunas descolonizantes, insurrecciones contra dicraduras todo con el propósito de establecer la república, el Estado de derecho, la democracia liberal representativa, el progreso,… Pero todo eso ha fracasado. La burguesía nacional no existe.

LA IZQUIERDA DOMINICANA Y LA “BURGUESÍA NACIONAL”

Los acontecimientos que han dado lugar al desmonte de las llamadas burguesías nacionales son los siguientes:

  1. Tras la II Guerra con la aplicación del Plan Marchal en Europa, la creación de la OTAN y la instalación de bases militares, Estados Unidos pasa a imponerse en Europa (y Japón), aplastando el orgullo burgués decimonónico.
  2. Luego de los “30 años gloriosos” del capitalismo (1946-1973), quintuplicándose la acumulación del centro, y dada la crisis “del petróleo” iniciada en 1973-1974, prevista por los marxistas, se verificó la tesis de la curculación centrípeta del capital a nivel internacional y los casi 300,000 millones de dólares recibidos en 5 años por los países productores de petróleo terminaron en los centros financieros de Europa y USA. Fueron los llamados “petrodólares”.
  3. Así, con esa crisis, se fortaleció el centro, no la periferia, pasando a una nueva etapa del capitalismo global, junto a los bancos (Citi, Morgan, HSBC), las grandes empresas refinadoras y comercializadoras del petróleo, las llamadas “Siete Hermanas” (Shell, Exxon, BP, Standard Oil-Chevron, Gulf Oil, Texaco).
  4. Otro efecto de la crisis capitalista del 74 fue la gran deuda pública externa de los países importadores de un petróleo caro, que los puso, y aún siguen, de rodillas de los principales centros financieros. La soberanía nacional, defendida en el siglo XIX por la llamada “burguesía nacional”, fue entregada en sobres abiertos a los mercados conteniendo los llamados “bonos soberanos”.
  5. La caída de la URSS y el campo socialista entre 1989-1991 convirtió al mundo económico y político de bipolar en unipolar, predominando el capitalismo, pero no el pequeño o mediano (hablo de monto de capital, no en número de capitalistas pequeños o medianos), sino, el grande. Hasta en Rusia y China el reordenamiento del sistena económico capitalista se hizo en torno y liderazgo de las nuevas grandes empresas.
  6. Ese fenómeno de concentración acelerada del capital, prevista por Marx, Bujarin, Luxemburgo, Lenin y otros, adquirió carácter ideológico con el auge del neoliberalismo (monetarismo, privatización de las empresas públicas, de la seguridad social…), proceso en el cual el capital internacional, apoyado por los organismos internacionales (BM, FMI, BID…), invirtieron, asociaron y se adueñaron de muchos activos locales-nacionales. Así, las burguesías “nacionales” y locales, que antes solo tenían relaciones comerciales y financieras con el capital internacional, prestaron sus empresas y limitado capital para la creación de las nuevas empresas internacionalizadas. En algunos psíses, por ley, se obliga a esas empresas globales a asociarse con las locales. Pero ya usted se imagina quién dirige.
  7. Al compás de todo esto vino la revolución tecnológica de los 90, básicamente en la comunicación, y la llamada “globalización”, que le dio el “tiro de gracia”, no solo a lo nacional, sino, también a lo local (Marshall McLuhan, La Aldea Global, 1964). De este renovado fenómeno, iniciado entre 1492 y 1522 (Colón-Magallanes-
    Elcano), surgieron las grandes empresas tecnológicas, que han venido a ensanchar y super concentrar el capital, junto a la industria militar, minera y el capital financiero. Su poder económico, geoestratégico y cultural es tan grande que ninguna “burguesía nacional”, si quedara, y no muchos Estados, le podría resistir. Por eso, parafraseando a F. Hegel y F. Fukuyama, la burguesía nacional es historia.
  8. Algunos se estarán preguntando: ¿y cuál es la respuesta revolucionaria de clase a nuestro desarrollo y bienestar? La respuesta tiene que ser de país y de su Estado, pero no liderada por la burguesía, la que fue vaciada, económica y políticamente, de sus intereses nacionales por el capital internacional.

¿Cuál ha sido la posición, teórica y política, de la izquierda dominicana ante esta evolución del capitalismo y la situación internacional? En la tercera y última entrega me referiré a ello rumbo al Foro del 12.

MC

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