Pensamiento Crítico

Observaciones sobre Kant, Hegel y la cuestión de la libertad

Denis Collin

Fuente: Rebelión

Está claro que la ética protestante luterana influyó mucho en Kant, pero parece que al hacer de la libertad y la autonomía personales principios fundacionales, Kant se movía en dirección opuesta a Lutero. En ¿Qué es la Ilustración? Kant hace de la obediencia a la autoridad el carácter mismo de la «minoría de edad». Las figuras de autoridad -el padre, el cura, el médico, el funcionario- se presentan como opuestas a la verdadera libertad humana. El hecho es que la «sociedad civil» exige de sus miembros «adultos» la obediencia mecánica que es lo único que permite que esa sociedad exista.
Kant ve la contradicción entre una sociedad de coacción universal y la idea de un individuo «libre por naturaleza». La síntesis de libertad y coerción no debe producirse de manera que la libertad original del individuo se sacrifique a la heteronomía social. La coacción no debe aplicarse al individuo desde el exterior, la limitación de la libertad debe ser autolimitada, la ausencia de libertad debe ser voluntaria [1].

Y, en efecto, para Kant, la rebelión contra el orden establecido no puede tener justificación moral. De ahí las contorsiones a las que se entrega cuando se enfrenta a esta cuestión: hay que obedecer al poder político existente, pero si es derrocado hay que obedecer al nuevo poder… Y por otra parte Kant aprueba el nuevo poder instaurado por la revolución en Francia. En cualquier caso, el hombre «adulto» debe contentarse con hacer uso público de su razón para defender las reformas necesarias que convenzan al soberano. Pero nada más es posible. En teoría, Kant afirma la libertad del hombre frente a todas las autoridades, pero en la práctica parece que no queda nada y que hay que seguir obedeciendo «como si» el orden político hubiera sido querido por Dios. Sin embargo, como señala Marcuse:

«El trascendental ‘como si’ representa ciertamente un importante desplazamiento del peso de la autoridad en la dirección del reconocimiento del individuo autónomo, una racionalización de la estructura de la autoridad; – las salvaguardias erigidas dentro del propio orden jurídico contra la destrucción de la relación de autoridad son tanto más poderosas.» [2]

Paradójicamente, por tanto, la afirmación más absoluta de la libertad va acompañada de las justificaciones jurídicas más poderosas de la relación de autoridad. Se podría decir, por tanto, que la sumisión que, en las sociedades tradicionales, difícilmente se garantizaba a largo plazo si no era mediante el uso de la violencia física, da paso a una sumisión a la autoridad basada en la autolimitación por parte del sujeto de su propia libertad. Marcuse muestra que el centro de la solución kantiana a esta contradicción entre libertad personal y coacción social es la cuestión de los derechos de propiedad.

La ventaja de Hegel sobre Kant, aunque comparta muchos de sus presupuestos, es que pone de relieve «la negatividad de esta sociedad». Las contradicciones de la sociedad civil exigen su superación en el Estado. Hegel critica a los teóricos del contrato por basar la autoridad política en intereses privados. Pero, por otra parte, la posición hegeliana conduce a una divinización del Estado. En definitiva, la filosofía alemana mostraba el camino hacia la libertad al tiempo que la obstruía. Así, Hegel comprendió que la relación amo/esclavo -la relación de dominación prototípica- está ligada a un determinado modo de trabajo, y expuso su dialéctica, que conduce al reconocimiento de la esclavitud como verdad de la dominación:

«Se revela que la autoridad de la dominación depende en última instancia de la esclavitud que cree en ella y la sostiene»[3].

Si la dialéctica de Hegel se cierra en un punto y se lee como teleología -la dialéctica cerrada que critica Adorno-, es al mismo tiempo a partir de ella que puede pensarse una crítica radical de la dominación.

[Extracto de Collin, D. Comprendre Marcuse, éditions Max Milo

[1] H. Marcuse, Pour une théorie critique de la société, Denoël ,1971, p. 57

[2] H. Marcuse, Pour une théorie critique… oc. p. 58

[3] H. Marcuse, Pour une théorie critique …  oc. p.94

Traducción: Carlos X. Blanco

MC

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