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Digitalizar la escuela o atender a la ciencia, al planeta y a la precaución

Fuente: Rebelión

Suecia, país pionero en la digitalización del proceso educativo, ha anunciado su intención de reducir el tiempo de pantallas a alumnas y alumnos y aboga por una vuelta a los libros en papel, en base a las recomendaciones médicas y al descenso de la comprensión lectora del alumnado.

Desde una óptica ecosocial Ecologistas en Acción apela a potenciar y visibilizar este debate que atienda a las distintas alertas científicas y expertas que, desde diferentes disciplinas, proponen aplicar el principio de precaución, especialmente en la población infantojuvenil, ante la exposición y uso de dispositivos inalámbricos y digitales en general.

Ecologistas en Acción presentó en mayo su campaña escolar sobre los usos digitales, apostando por un uso tecnológico sobrio, biocompatible, sostenible, ético y crítico, en los que se regule el acceso y tiempos de usos de las pantallas atendiendo a las etapas de desarrollo, en una escuela que prime la interrelación no digital en el aula entre profesorado y alumnado.

Suecia un antecedente a tener en cuenta

La ministra de escuela sueca paralizó el fuerte proceso de digitalización escolar ante la pérdida de 11 puntos en la comprensión lectora (Informe PIRLS 2021) y tras consultar a más de 60 entidades expertas que concluyen unánimemente: “Toda la investigación del cerebro en niñas y niños muestra que no se benefician de la enseñanza basada en pantallas”. El Instituto Karolinska y la Asociación Sueca de Pediatría mostraron pruebas científicas claras de los riesgos en el alumnado.

La ciencia silenciada ante la “información” de la industria tecnológica

Desde la Psicología de la educación, P.A. Kirschner y P. De Bruyckere ya desmontaron en 2017 el mito del “nativo digital” y la “persona multitarea” del modelo educativo digital. La Dra. en Educación y Psicología, Catherine L’Ecuyet, recuerda que ningún estudio apoya la introducción de las tecnologías en la infancia (según declaran las principales asociaciones pediátricas desde 2016) y define como un disparate adelantar la edad de uso de la tecnología digital alegando que fomenta el uso responsable de las nuevas tecnologías: “es como decirle a un niño pequeño que se tome un vasito de agua de una boca de incendio y, además, sin que le salpique. […] la mejor preparación para el mundo online es el mundo offline, el mundo real». Esta alerta ya la aplican directivos de las empresas tecnológicas de Silicon Valley, cuando llevan a sus hijas e hijos a escuelas sin TIC para librarlos de la exposición temprana a lo digital. L’Ecuyet incide en la diferencia entre la actitud adictógena y de embotamiento de la ‘FASCINACIÓN’ de las pantallas (actitud pasiva ante estímulos novedosos, frecuentes e intermitentes) y la actitud de descubrimiento de la ‘ATENCIÓN SOSTENIDA’. Por otro lado, afirma que “existe un claro conflicto de interés” cuando la industria de las nuevas tecnologías hace alianzas con centros educativos o gobiernos, e informa de la multiplicación de demandas a empresas tecnológicas por el aumento del daño a la salud mental de los menores.

M. Desmurguet, neurocientífico e investigador francés del Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica, ya concluyó en 2019 que la mayor parte de los estudios solventes sobre los objetivos pedagógicos de la digitalización de la enseñanza, muestran su “ineficacia —en el mejor de los casos— o el daño pedagógico —en el peor de ellos—”. Incide, entre otras afecciones neuronales, en la caída del cociente intelectual de la generación, mal llamada de los “nativos digitales”, relacionado de forma concluyente con su empleo masivo de dispositivos digitales.

El ‘Manifiesto Infancia y Pantallas’ lanzado en 2022 y apoyado por entidades y personas expertas en distintas ramas sociosanitarias, pedagogía, psicología, protección de la infancia, y federaciones de madres y padres, alerta de las consecuencias negativas conocidas de este proceso hiperdigitalizador, como refleja la profusa bibliografía científica: en el desarrollo cerebral, sus efectos en la salud y el desarrollo físico, y sus efectos en la salud mental.

La Sociedad Española de Protección Radiológica (SEPR) reconoció en 2022, que “una exposición [a radiofrecuencias] prolongada o repetida a intensidades subtérmicas [muy inferiores al límite legal], podrían tener efectos nocivos en personas sensibles o vulnerables”, y “coincide con la mayoría de los expertos” en aplicar el principio de precaución, por lo que establece una serie de consejos en el uso de los teléfonos móviles (y otros dispositivos inalámbricos) para reducir la exposición electromagnética (y a la “luz azul”). Aconsejan aumentar la distancia de la cabeza y el cuerpo, reducir el tiempo de exposición, primar la comunicación por cable ante la inalámbrica, apagar los dispositivos inalámbricos cuando no se necesiten, no permanecer próximos a un rúter [wifi], atrasar el inicio de uso de dispositivos inalámbricos, … En relación a la infancia recuerda su vulnerabilidad potencial a radiofrecuencias-microondas, solicita supervisar y limitar su uso (en todo caso solo dispositivos desconectados). Recuerda las recomendaciones de diversas agencias gubernamentales responsables de la protección de la salud infantil, y organismos como la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP): «evitar la exposición de los niños a teléfonos celulares y otros dispositivos que emiten radiación electromagnética” y “retrasar el uso de teléfonos móviles …, si es posible hasta la edad de 14 años.”

Debate docente

Javier Zarzuela Aragón, docente veterano y activista ecosocial que vivió el proceso de digitalización escolar desde su inicio, impulsa este debate con la reciente publicación de su libro ‘Stop TIC Infancia, porqué desdigitalizar la escuela’. En él constata detalladamente “el demostrado efecto negativo de las TIC sobre el aprendizaje, su innegable huella ambiental y el derroche de recursos económicos, materiales y personales”. Aporta datos concretos de la insostenible huella ambiental digital de las escuelas en España, incompatible con el contexto actual de crisis climática y ambiental. Informa de estudios (PISA, OCDE) donde se muestra la afectación negativa de la digitalización al aprendizaje.

Ignacio Asenjo, director del IES Gregorio Marañón de Madrid, publica “La hiperdigitalización perjudica el aprendizaje”, junto a la psicóloga Azul Asenjo Pérez, donde repasa las consecuencias de un mal entrenamiento del cerebro y los crecientes problemas de atención del alumnado.

Algunos colegios e institutos ya están abandonando las tabletas y recuperan los libros de texto. El Instituto Pintor Antonio López de Tres Cantos, referente en excelencia educativa, anuncia su vuelta al libro de papel tras 3 años con tabletas. Tras la evaluación anual de este proceso, concluye que “los problemas ocasionados por el formato digital han superado sus ventajas”.

Más de 200 investigadores españoles acaban de lanzar un llamamiento para dinamizar las bibliotecas escolares, abandonadas en este proceso hiperdigitalizador. Inciden en que mejoran la convivencia y la integración social, y ofrecen espacios seguros y acogedores para leer, estudiar, investigar y socializar, contribuyendo al bienestar emocional y social de los estudiantes.

Julio Carmona, coordinador de la campaña de Ecologistas en Acción, “Escuela saludable, Internet solo por cable”, celebra el giro pedagógico que acaba de asumir el gobierno Sueco y llama a atender a las alertas de ámbito sanitario, educativo, ambiental y social sobre los efectos físicos y psíquicos negativos conocidos de la revolución digital, sobre el carácter energívoro de esta tecnología (sus implicaciones ambientales y climáticas), y sobre las problemáticas pedagógicas, adictivas y de control social.

MC

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