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SI LOS QUE GANARON NO RESUELVEN, TAMBIÉN SE VAN

Darvin Hiciano

Es muy frecuente escuchar con gran facilidad en los barrios y sectores de la República Dominicana la expresión de mucha gente decir con marcada frecuencia, “si los que ganaron no resuelven los problemas del pueblo, también se van”….

Esto nos deja un claro mensaje, y es que la gente no está en la órbita de seguir siendo burlado, más cuando se trata de garantizar derechos que son indispensables para la vivencia cotidiana de hombres, mujeres y jóvenes que se ven afectados por un asunto que más allá de ciertos prejuicios, se percibe la contradicción de un problema de lucha de clase social.

Aun cuando esos mismos gobernantes que representan determinado nivel de compromiso en beneficio de algunas castas sociales y que en las últimas décadas los gobernantes encogidos por el pueblo pretenden postularse en el puesto con la finalidad de seguir reafirmando la continuidad del estado y del poder dominante.

El pueblo dominicano en su mayoría está cansado de elegir gobiernos que sólo llegan y aplican la metodología del borrón y cuenta nueva, dando origen a la formación de un círculo vicioso que se reproduce de forma continua y que sólo beneficia a los sectores pudientes en la representación del gran capital.

  La gente quiere ver resultados tangibles que permitan realizar cambios en las instituciones en sentido general. El pueblo quiere ser actor y partícipes de su propia realidad transformadora y en esa dirección no está dispuesto a otorgar oportunidades al gobierno que salga electo sin   que eso se traduzca en los cambios que amerita el país.

Es muy evidente que, en este proceso electoral reciente, la gente se volcó a votar con determinación sin importar el riesgo de contaminación ante las tumultuosas aglomeraciones en medio del auge progresivo del coronavirus, con tal de sacar del poder al PLD.

 El pueblo dominicano entendió conscientemente que había que sacar del poder a los que se apartaron de   los principios del boschismo, más aún cuando la dirigencia envejecida del comité político de ese partido, pretendiendo aplicar la perpetuidad en el reinado, tomando en cuenta su mala política gubernamental, la misma que tuvo empañada de numerables escándalos de corrupción e impunidad y que en definitiva terminó derrotado por la decisión unánime del pueblo dominicano.

Luis Abinader y el PRM deben verse en ese espejo y analizar con detenimiento, que si no resuelven los problemas fundamentales que demanda la población dominicana, sus días estarán contados. 

El PRM sabe perfectamente que capitalizó el descontento de la sociedad dominicana, aprovechando al máximo la correlación de fuerza a su favor por ser la segunda opción política de oposición con más posibilidades de escalar en la contienda electoral.

Mientras eso sucedía, el oficialismo quedaba sepultado por un alto nivel de rechazo, causado por el mal manejo de la administración pública, quedando evidenciado en su contra unas secuelas de hechos como el caso Odebrecht, punta Catalina, Omsa, Oisoe, Cea, Corde, Inapa, entre otros casos altamente cuestionados.

 A ese nivel de degradación institucional  se le suma,  el rompimiento y  la salida de Leonel Fernández del PLD, al efectuarse las primarias del partido morado el 6 de Octubre, donde resultó perdedor Fernández ante su rival Gonzalo Castillo, y  quien luego  alegara  fraude, lo que provocó el  detonante de rompimiento con el partido morado, abriendo  la posibilidad de  debilitar  los planes del Danilismo y propiciando  una  coyuntura política  favorable para que PRM saliera victorioso en las votaciones del 5 de Julio.

En ese sentido se observó muy claro, que el Danilismo jugó a la imposición a todas luces para favorecer la escogencia de un candidato que respondiera a sus intereses, sin importar la potabilidad y las características favorables que deben ser tomada   en cuenta a la hora de hacer la elección preferencial para optar por un perfil bien definido.

Las consecuencias no se hicieron esperar y los resultados fueron funestos para esa facción, sin manifestar que esa actitud de llanero solitario empleada, provocó que otros dirigentes que también perseguían ser tomados en cuenta para ser posibles candidatos del partido morado, asumieron una posición de brazos caídos en relación a la sumatoria del trabajo político que debía prevalecer a fondo para hacer posible el triunfo del escogido por Danilo. Y es que, según dice un viejo adagio, “cuando se forza la jugada, el mingo se baña”, y precisamente eso sucedió.

Danilo Medina en su afán de retener el poder y gobernar detrás del trono en una posible encogencia de su candidato, “acudió a todo tipo de maniobras políticas” con tal de salir airoso ante el sueño deseado de retomar el poder en caso de que hubiese salido ganador su pupilo Gonzalo Castillo. 

INDEPENDENCIA DE LA JUSTICIA.

En ese mismo orden de ideas y tomando en cuenta la reconocida victoria del PRM, se observa en una buena parte de los dominicanos la inquietud esperanzada de que las nuevas autoridades enfrenten los casos de corrupción e impunidad en el desempeño de sus funciones, lo que significa un elemento preponderante en el despertar de la conciencia de la gente, cosa   que no   era posible observar en otros tiempos.

    Se percibe un interés muy definido de parte de mucha gente que entiende que la justicia debe ser “independiente de los demás poderes del estado” y en ese sentido la gente siente la necesidad insoslayable de un verdadero cambio, aunque todavía no sabe con claridad si ese verdadero cambio lo ejercerá el gobierno electo.  En ese sentido la gente espera que comience a dar los primeros pasos referente al nombramiento de un procurador general y un ministerio público independiente.

 Sin lugar a duda que, con esos nuevos elementos tomados en cuenta, se podría garantizar el inicio de un proceso judicial más diáfano que vaya procurando sentar las bases para la conformación de un régimen de consecuencias que aplique una real y efectiva administración de justicia, siempre y cuando quede abolida la   influencia del poder político y económico en torno al poder judicial.

Dependiendo de la seriedad con que sea abordado el tema en cuestión, se procederá a pasar revista contra aquellos que tengan cuentas pendientes contra el pueblo.  Ese pueblo consciente de sus derechos y deberes, espera con ansiedad los resultados tangibles en materia judicial, de la misma forma que se ha observado en otros países de Centroamérica, donde varios expresidentes guardan prisión por el mal manejo de los fondos públicos.

Todos estos elementos que se espera que sean tomados en cuenta por el gobierno entrante, es producto de la enorme presión ejercida por el pueblo dominicano y que inicialmente desde el seno de la sociedad, se dieran las condiciones propicias para que el 22 de enero del año 2017, se manifestara una avalancha humana en las calles de Santo Domingo en contra de la corrupción y la impunidad.

En esa multitudinaria marcha representada por todas las capas sociales de la sociedad dominicana, asistieron miles de personas, dejando marcado un precedente en la historia de la lucha social del país.  A partir de ese acontecimiento, los movimientos de masas subsiguientes en contra de la corrupción y la impunidad, fueron tipificados con el nombre de “marcha verde”.

Con el triunfo electoral de Luis Abinader y el PRM, mucha gente espera resultados convincentes ante las promesas de campaña desplegadas, y en tal virtud, cualquier acción que decida emprender el gobierno en esa dirección, deberá convencer a la población con los hechos, para cambiar la imagen negativa que arrastra el poder judicial, empleando los mecanismos adecuados para una real y efectiva administración de justicia.

CONSTITUYENTE POPULAR Y REFERENDUM

Se hace necesario que el movimiento social y popular junto a otros sectores que siempre han permanecido defendiendo los mejores intereses del pueblo dominicano, vayan creando las condiciones necesarias para asumir la constituyente popular, en procura de hacer conciencia de la necesidad de elaborar una nueva constitución que pueda cambiar todo lo que no beneficie a la colectividad. Sólo así será posible que los dominicanos seamos los propios actores que construyamos la sociedad que anhelamos.

La figura de la constituyente y el referéndum revocatorio, tomado en cuenta en una constitución que verdaderamente represente los intereses del pueblo dominicano es eminentemente necesario, y en esa dirección debemos trabajar con determinación y empeño para provocar los cambios reales que necesita el país. Dichos cambios en esa dirección no serán efectuados por la clase política tradicional gobernante, sino más bien por el pueblo consciente.

El pueblo dominicano tiene el derecho a través de una constituyente popular, elegir si así lo entiende quienes deben ser sus genuinos representantes en la justicia, así como en otras instituciones del estado, más cuando nuestra constitución establece que “del pueblo emanan todos los poderes del estado”.

De la misma forma, el pueblo tendrá el derecho de decidir a través de un referéndum, la posibilidad de revocar el período para el que fue escogido el gobernante como servidor público, en caso de que el presidente electo no cumpla con una real y efectiva administración de los recursos del estado   en favor de los electores.

 Sólo nos queda esperar los resultados del nuevo gobierno electo en favor de la colectividad, esperando que los mismos sean positivos o de lo contrario, quienes llegaron también tendrán que marcharse, porque el pueblo así lo decidirá.

MC

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