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BÁVARO, NO VA…

Narciso Isa Conde

El Aeropuerto de Bávaro no va, según dictaminó el INSTITUTO DE AVIACIÓN CIVIL-IDAC en armonía con los intereses generados por las alianzas predominantes entre este Gobierno y sus socios privados. Se argumenta que ese proyecto sería “lesivo al interés público”, y eso  no hay  que ponerlo en duda; aunque las razones de esa contrariedad pueden ser muy variadas y aunque esa prohibición parece obedecer solo a  una parte de las causas que afectan el interés público; mientras, en otros casos, se obvian otras razones, tan o más  válidas, para impedir que el capital privado se apropie de un área de tanto valor estratégico y tan relacionada con la seguridad nacional.

Sí, se trata de un proyecto “lesivo al interés público”. Pero sobretodo lesivo a los grandes intereses del Grupo Rainieri y específicamente a su Aeropuerto Punta Cana. Con ese anuncio, esa gran mina de dólares y euros, seguirá siendo monopolio privado; aunque existen muchas razones para considerarla también “lesiva al interés público”, en tanto concierne por igual a una vertiente de extraordinario valor estratégico e importancia crucial para la seguridad nacional, así como a un negocio de altísima rentabilidad.

 Igual estatus tienen aeropuertos como La Romana y Portillo, y  puertos como el  Modal Caucedo, que por demás,  junto a la Terminal de Punta Cana, han exhibido  una enorme proclividad a favor de ciertos traficantes de “sustancias y mercancías prohibidas”. Y ya veremos lo que le espera a este país con las pretendidas asociaciones público-privadas y la nueva ola de privatizaciones, que incluyen otros puertos y aeropuertos a remodelar o a construir en el contexto de un capitalismo globalmente gansterizado.

La tranquilidad llegó al Grupo Rainieri-Punta Cana, encabezado por el Zar del Turismo, quien a la vez es uno de los diez principales multimillonarios en dólares de este país, según los reportes de la Revista Forbes. Su satisfacción es explicable y no cae del cielo. El Grupo Hazouri-Abrisa, su principal competencia en esa “república” dentro de la República, es poderoso pero no tanto, y lo que es peor: carece de la “empatía” y las conexiones políticas que tienen con el Presidente Abinader y su gobierno de multimillonarios, consorcios tan preeminentes como el de los Rainieri; por además, eléctricamente asociado al todopoderoso Grupo Vicini, ya con sede en el propio Palacio Nacional y en el mismísimo Ministerio de Turismo.

Resta, por ahora, decir que gobiernos integrados por multimillonarios, no solo les traen grandes calamidades a los pueblos, sino que también saben “afueriar” y discriminar facciones empresariales políticamente no afines, o no tan bien asociadas con los gerentes del Estado.

MC

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