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PUNTO IV: ESTRATEGIA DE CREACION Y RUPTURA

El inicio de estas grandes transformaciones es imposible sin crear poder desde abajo y sin romper, derrotar y remontar el poder impuesto. La construcción de ese contrapoder debe empezar a construirse con anticipación, debe crearse desde abajo y desarrollarse paralelamente al existente. Un verdadero contrapoder popular es imprescindible para dar un salto que no caiga en el vacío o que no tarde en debilitarse, para que la toma del poder estatal y la construcción de un nuevo Estado no devengan a la larga en nueva modalidad de dominio y presión.

A ese poder popular le toca producir de la manera mas eficaz, inteligente y menos dolorosa posible la ruptura, el desmonte y la superación de la vieja maquinaria estatal y la hegemonía de los poderes permanentes de la gran burguesía. En su seno, sin separarse nunca de sus componentes sociales (trabajadores/as explotados/as, pueblo empobrecido y oprimido, mujeres discriminadas, jóvenes excluidos, comunidades religiosas que optan por la liberación de los pobres, intelectuales comprometidos…) debe crearse y actuar su nueva vanguardia revolucionaria, su fuerza de conducción, sus militantes y cuadros formados, disciplinados y articulados como contrapartida de  las fuerzas políticas dominantes, de las fuerzas políticas al servicio del gran capital.

Las vías para la acumulación de fuerzas organizadas y activas deben ser tan amplias y diversas como capaces de combinar todas las formas y métodos de lucha que surjan del combate cotidiano, reciban respaldo de pueblo o posibiliten incorporar las fuerzas motrices de las transformaciones obligadas previamente a vencer la resistencia de la clase dominante-gobernante y sus instrumentos de acción y de dominación violenta. La creatividad y la innovación en las líneas y métodos de acción debe ser la norma.

EL ejercicio o no de la violencia desde el pueblo oprimido, así como los grados y modalidades de la misma, estarán determinados por la intensidad de la violencia de la clase dominante-gobernante, por sus niveles de resistencia y respuestas opresivas y represivas frente al asenso de las luchas y a la escalada de las confrontaciones sociales y políticas. Estará determinada también por la capacidad disuasiva que logre alcanzar la acumulación político-militar de las fuerzas populares alternativas. Lo militar como lo político, lo ideológico, lo económico, lo social… jamás deberá entenderse como monopolio de las derechas y de la dominación burguesa. Cambios profundos e integrales, nuevas instituciones, nuevo estado, nuevo poder, precisan de un componente militar que garantice la ruptura del viejo orden y la transición revolucionaria hacia el nuevo socialismo. La historia dominicana es un manantial de experiencias útiles y abril del 65 es una de sus fuentes más recientes y espléndidas en cuanto a justa rebeldía y creación de nuevo poder. En este aspecto y otros órdenes se trata de recuperar y renovar el valioso legado de nuestro pueblo y de todos los héroes y heroínas de nuestra patria y de nuestra América

MC

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