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Los pensadores estratégicos que advirtieron de la expansión de la OTAN

Marc Vandepitte

Fuente: Rebelión

Traducido por Sven Magnus

Uno de los aspectos más fascinantes de la guerra de Ucrania es la gran cantidad de pensadores estratégicos de primera línea que llevan años advirtiendo de que esta guerra era inminente si seguíamos por este camino. Enumeramos las más importantes de estas advertencias.

George Kennan, artífice de la Guerra Fría, en 1998:

«Creo que [la expansión de la OTAN] es el comienzo de una nueva guerra fría. Creo que los rusos reaccionarán gradualmente de forma bastante adversa y esto afectará a sus políticas. Creo que es un trágico error. No había razón ninguna para esto. Nadie estaba amenazando a nadie más.

Por supuesto que habrá una mala reacción por parte de Rusia y entonces [quienes amplían la OTAN] dirán que siempre les dijimos que los rusos son así, pero eso es simplemente está mal».

Henry Kissinger, ex-Secretario de Estado de Estados Unidos, en 2014:

«Para que Ucrania sobreviva y prospere, no debe ser el puesto de avanzada de ninguna de las partes contra la otra, sino que debe funcionar como un puente entre ellas. Occidente debe comprender que, para Rusia, Ucrania no puede ser nunca un simple país extranjero.

Incluso disidentes tan famosos como Aleksandr Solzhenitsyn y Joseph Brodsky insistieron en que Ucrania era una parte integral de la historia rusa y, de hecho, de Rusia.

Ucrania no debe entrar en la OTAN».

John Mearsheimer, uno de los principales expertos en geopolítica de Estados Unidos, en 2015:

«Rusia es una gran potencia y no tiene ningún interés en permitir que Estados Unidos y sus aliados tomen un gran trozo de terreno de gran importancia estratégica en su frontera occidental y lo incorporen a Occidente.

Esto no debería sorprender a los Estados Unidos de América, ya que todos ustedes saben que tenemos la doctrina Monroe. La doctrina Monroe dice que el hemisferio occidental es nuestro patio trasero y que nadie de una región lejana puede trasladar fuerzas militares al hemisferio occidental.

Recuerdan cómo nos volvimos locos ante la idea de que los soviéticos pusieran fuerzas militares en Cuba. Es inaceptable. Nadie pone fuerzas militares en el hemisferio occidental. En eso consiste la doctrina Monroe.

¿Se imaginan dentro de 20 años a una China poderosa formando una alianza militar con Canadá y México, y trasladando las fuerzas militares chinas a suelo canadiense y mexicano, y nosotros quedándonos ahí y diciendo que no hay problema?

Así que nadie debería sorprenderse de que los rusos estuvieran furiosos ante la idea de que Estados Unidos pusiera a Ucrania en el lado occidental del libro de cuentas. […] Pero nunca dejamos de esforzarnos para que Ucrania formara parte de Occidente.

El Occidente toma el pelo a Ucrania y el resultado final es que Ucrania va a ser destruida […] Lo que estamos haciendo es, de hecho, fomentar ese resultado.

Si creen que esta gente en Washington y la mayoría de los estadounidenses tienen problemas para tratar con los rusos, no pueden creer los problemas que vamos a tener con los chinos».

Jack F. Matlock, el último embajador de Estados Unidos en la Unión Soviética, en 1997:

“Si la OTAN es el instrumento más importante para unificar el continente, la única manera de hacerlo, es expandiéndola a todos los países europeos. Pero eso no parece ser el objetivo de la administración, y si lo fuera, la mejor manera no es la admisión paulatina de nuevos miembros.

La expansión de la OTAN fue el error estratégico más profundo cometido desde el final de la Guerra Fría.

Lejos de mejorar la seguridad de Estados Unidos, de sus aliados y de las naciones que deseen entrar en la Alianza, podría fomentar una cadena de acontecimientos que podría producir la más grave amenaza para la seguridad de esta nación [Rusia] desde el colapso de la Unión Soviética.

Si la OTAN ha de ser el principal instrumento para la unificación del continente, lógicamente la única forma en que puede hacerlo es ampliándose para incluir a todos los países europeos. Pero ese no parece ser el objetivo de la administración, y aunque lo fuera, la forma de alcanzarlo no es admitiendo nuevos miembros de forma fragmentaria.»

William Perry, Secretario de Defensa de Bill Clinton, en 1996:

«Temía que la ampliación de la OTAN en este momento nos hiciera retroceder. Creía que un retroceso en este sentido podría dilapidar las relaciones positivas que habíamos desarrollado con tanto esfuerzo y paciencia en el período oportunista de la posguerra fría.

Creía que necesitábamos más tiempo para incorporar a Rusia, la otra gran potencia nuclear, al círculo de seguridad occidental. La prioridad absoluta era evidente para mí.

Cuando consideré que Rusia seguía teniendo un enorme arsenal nuclear, di mucha prioridad al mantenimiento de esa relación positiva, especialmente en lo que se refiere a cualquier reducción futura de la amenaza de las armas nucleares» [1].

Noam Chomsky, uno de los intelectuales vivos más importantes, en 2015:

«La idea de que Ucrania pueda unirse a una alianza militar occidental sería bastante inaceptable para cualquier líder ruso. Esto se remonta a 1990, cuando la Unión Soviética se derrumbó. Se trataba de saber qué iba a pasar con la OTAN. Gorbachov aceptó que Alemania se unificara y entrara en la OTAN. Fue una concesión muy notable, con la contrapartida de que la OTAN no se extendería ni un centímetro hacia el este.

Lo que pasó fue que la OTAN incorporó instantáneamente a Alemania del Este. Luego Clinton amplió la OTAN hasta las fronteras de Rusia. El nuevo gobierno ucraniano votó a favor de ingresar en la OTAN. El presidente Poroshenko no protegía a Ucrania, sino que la amenazaba con una guerra mayor.»

Jeffrey Sachs, asesor principal del gobierno estadounidense y de la ONU, tres días antes de la invasión:

«Estados Unidos no estaría muy contento si México se uniera a una alianza militar liderada por China, como tampoco lo estuvo cuando la Cuba de Fidel Castro se alineó con la URSS hace 60 años. Ni Estados Unidos ni Rusia quieren a los militares del otro en sus puertas.

Fue especialmente imprudente que en 2008 el presidente George W. Bush abriera la puerta a la adhesión de Ucrania (y Georgia) a la OTAN.

Rusia ha temido durante mucho tiempo las invasiones de Occidente, ya sea por parte de Napoleón, Hitler o últimamente la OTAN.

Ucrania debería aspirar a parecerse a los miembros de la UE que no pertenecen a la OTAN: Austria, Chipre, Finlandia, Irlanda, Malta y Suecia».

Esta recopilación es una adaptación de un hilo de Twitter de Arnaud Bertrand.

Nota:

[1] Perry W., My Journey at the Nuclear Brink, Stanford 2015, p. 128-9.

MC

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