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LA SOLVENCIA DEL SISTEMA FINANCIERO DOMINICANO Y LAS NUEVAS ENTIDADES FINANCIERAS

Faustino Collado

El sistema financiero y los grandes de la generación eléctrica, los combustibles y la mega corrupción, son los hacedores de los últimos multimillonarios, el percentil del 1% con más riqueza que el 80% de la población. Solo em 2021 las entidades de intermediación financiera (EIF) tuvieron ganancia neta de 8,471 millones de pesos, sin incluir las empresas de seguros, las ARS, AFP, agentes de cambios y fiduciarias. Siendo así, el sector financiero parece solvente y estable.

Altos beneficios, no necesariamente dan solvencia, aunque apalanquen, pues pueden obedecer a grandes diferencias entre las tasas de interés que se paga y las que se cobra (57% de interés en tarjetas de créditos, 18% en préstamos hipotecarios, frente a un 1-3% de interés que se paga en cuentas de ahorro). El índice de solvencia resulta de la relación activo total/pasivo total, y no debe ser menor de uno (1), recomendándose se acerque al 1.5, pues, tener casi un 50% más de haberes significa fortaleza y posibilidad de expansión. En el caso dominicano ese indicador de solvencia a marzo de 2022 de las EIF fue tan solo 1.15 (2,443/2,120 billones), muy por debajo del consenso recomendado.

La Superintendencia de Bancos y la Asociación de Bancos (ABA) ocultan el dato anterior y gustan dar el dato del otro ratio de solvencia: patrimonio técnico/cartera de créditos, porque la Ley Monetaria y Financiera No. 183-02 (Art. 46.E) solo exige un 10% de patrimonio en relación a los créditos. Con ese rasero la solvencia de la banca múltiple fue de 14.75%, llegando a veces en todo el sistema al 21.5%, (275,471,000,000/ 1,280,000,000,000), teniendo 134,271 millones más de lo requerido. De nuevo acudo a la recomendación de expertos que aconsejan un 33% de patrimonio, especialmente de capital de alta calidad, como respaldo de los créditos, dato del cual las EIF dominicanas están lejos. El bajo capital que exige la ley para crear un banco es una de las razones de las quiebras que ocurren cada cierto tiempo. Un mayor capital y los fondos de reservas son básicos para dar respuestas a los créditos vencidos, créditos estresados y créditos incobrables, que si bien aquí no son altos, porque el dominicano en general es buena paga, pese a las exclusiones y burlas de los bancos, esos créditos se acercan a los 20,000 millones, amén de que siguen los préstamos privilegiados a relacionados.

En conclusión, la solvencia del sistema se mantiene dentro de lo formal o legal, e incluso 1 a 5 puntos por encima, pero no se encuentra en lo ideal recomendado, por lo que siempre el riesgo acecha. Con solvencia baja, moderada o sin ella, lo cierto es que la bonanza del sistema financiero es “ofensiva” frente a la pobreza, frente al que produce, trabaja y crea la riqueza real, no los papeles del dinero que terminan en los bancos, los cuales son tomados a crédito por 1,744,013 dominicanos (51.1% de mujeres) y solo 28,620 empresas, en una doble explotación que sufren muchos en este nivel financiero del sistema económico.

Este modelo tiene que cambiar, fortaleciendo la banca estatal, incluida una nueva banca propiedad mayoritaria del gobierno municipal, pero no dirigida con los mismos criterios del lucro privado; y sembrando el país de cooperativas en todas las actividades económicas.

MC

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