Opinión Opinión País RD

ANULACIÓN DE COMICIOS MUNICIPALES: PLAN FRIAMENTE PROGRAMADO

Narciso Isa Conde

En el centro de la decisión de la JCE de anular las recientes elecciones municipales está  la determinación del PLD y su Gobierno Mafioso de no ser desplazado por el PRM y aliados, empleando todas las malas artes; cruzada esa determinación por la pelea a muerte entre las dos facciones mafiosas del PLD (danilismo-PLD y leonelismo-FP)

Este asalto electrónico tiene todas las características de una variante de Golpe de Estado Blando generado al interior de la JCE contra las votaciones municipales de este 16 de febrero del 2020, dando así inicio a una gran crisis política-institucional que se agrega a todas las crisis que estremecen el régimen establecido.

Ha sido un golpe bajo, fraguado arriba, para impedir que se evidenciara en cifras oficiales el desplome de la corporación morada antes de las elecciones congresuales y presidenciales; precedido ese golpe  del tallazo anterior perpetrado en sus elecciones internas (primarias), todavía impune. Como sigue impune el robo a base de contratación de escaners y fuentes de fraudes de la JCE que presidió el conspicuo leonelista Roberto Rosario.

El castigo al PLD-gobierno en esos comicios era inminente y lo era también el rechazo nacional a la facción que se pasó a la oposición con Leonel Fernández a la cabeza, lo que ha beneficiado enormemente al PRM como partido y a Luis Abinader como candidato presidencial, a pesar de su esencia conservadora, de la corrupción y el entreguismo presente en el PRM y en sus alianzas.

Ambas facciones peledeistas se exponían a un gran ridículo.

La facción leonelista optó por la maniobra de apoyo a los aguacates morados para encubrir su casi segura derrota.

 La oficialista -aprovechando la aceptación y hasta la defensa por la oposición de esa JCE (controlada por el PLD-gobierno), usando la contratación de operadores del sistema electrónico al servicio de esa trampa y la intervención de agentes especializados de la inteligencia del Estado  bajo su mando político y la sospechosa pasividad de la USAID y otras entidades gringas-  empleó a fondo sus recursos informáticos  para caotizar y anular el proceso.

El capitulo siguiente de esa serie mafiosa es acusar a la FR de Leonel (a quien le  sobran deseos y maldad para hacerlo) y a otros opositores de provocar la dislocación electrónica. Y para eso sirve la figura del “sabotaje” empleada en el comunicado del PLD leído por Temo.

  • LA CRISIS PICA, SE EXTIENDE Y SE PROFUNDIZA.

El país entra así en una fase de incertidumbre, con tendencias más fuertes hacia la crisis de gobernabilidad, sin que se vislumbre la contención del deterioro institucional en el marco del régimen político vigente; independientemente de posibles transacciones temporales entre ambos bandos en pugna, presionadas por CONEP y cosas parecidas.

Importantes fuerzas del sistema se empeñan en salvar una  JCE que no le cabe más descredito.

Otros demandan su renuncia, o para que reinen sus suplentes de igual calaña, o para ser reemplazada por el mismo Senado corrupto que seleccionó su membrecía actual.

Unos y otros evaden que la JCE es parte de una institucionalidad  que opera como toda una maquinaria trituradora de democracia y generadora de corrupción protegida por la impunidad. 

Evaden que Danilo Medina es el jefe de la mayoría de sus miembros y suplentes, y del Senado que los escogió.

La JCE es uno de los factores de un sistema corrompido, por lo que hay exigir su destitución.

Pero no solo.

Es preciso asumir que no hay manera de cambiar lo que ella representa si se opta por modificaciones de su composición por una vía institucional previamente amarrada por el PLD-gobierno.

Igual esa junta no puede presidir ninguna investigación sobre fraudes, trampas y corruptelas ocurridas dentro de sus dominios, vigilada o no por la OEA (que es peor que ella) o por agencias y observadores tutelados por EEUU (todavía mas peores).

A esa JCE hay que sacarla con el pueblo en las calles, con protestas y paros.

Pero además hay que exigir desde las calles la destitución del Procurador General de la República que opera el aparato judicial que garantiza la impunidad de la corrupción institucionalizada, así como  la destitución del Presidente Medina, jefe supremo de un Estado delincuente; ambos en plan de blindar la delincuencia de Estado cual sean lo resultados electorales,

Y luego de ese desmonte habría que establecer un Gobierno Provisional, que sustentado en el pueblo soberano, transformado en Poder Constituyente, convoque una Asamblea Constituyente Soberana con normas  que garanticen el protagonismo popular, la cual dote a la Nación de una Nueva Constitución y nuevas instituciones, incluidas las correspondientes al ejercicio democrático del sufragio libre de trampas.

Solo entonces las elecciones serán confiables luego de medio siglo de perversidades políticas, ya en franca decadencias.

MC

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *